• April 19, 2024

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Desde Mi Trinchera

Por Carlos Klinger, ATA (Accredited Tax Advisor)
Por Carlos Klinger
* ¿A quién le echamos la culpa
de nuestros males presentes?

Sin ser “gurú” o doctorado en ciencias políticas, quiero dar mi modesta opinión acerca del triunfo de Donald Trump. Creo que no ganó el partido Republicano porque todos sus “dinosaurios” le dieron la espalda y no lo respaldaron. Quien triunfó fue el “mensaje” y la ira de muchos estadounidenses. Porque la ira en algún momento es una emoción importante, que resulta de la toma de medidas para protegernos nosotros o nuestras familias, amigos, u otro ser humano. Por ejemplo, enojo por alguna política o acto dañino que pueda agrupar gente, ya sea sociedad o pequeñas comunidades que den como resultado un ambiente seguro y tranquilo. En otras ocasiones, la ira puede crear aún más problemas, peligro o daño. Sinceramente, todos sabemos que la ira tiene muchas “facetas”.

El pueblo norteamericano está “cansado” de lo inoperante del Congreso de la nación y de sus políticas que solo favorecen a pequeños y privilegiados grupos de poder político o económico. Creo, sinceramente, que tanto el partido Republicano como el Demócrata van a tenerse que “ponerse las pilas” y dar un giro en 180 grados para escuchar y entender qué quiere la mayoría estadounidense para que el país vuelva a ser grande y respetado.

Sin duda alguna, un gran sector del electorado estadounidense habló “claro y fuerte”: se cansaron de los cantos de “sirenas y promesas nunca cumplidas”. Por un lado, tenemos un partido Demócrata que se dice “defensor” de los pobres, de los inmigrantes, de las mujeres, de las minorías étnicas y sexuales; que las utiliza como “corderos” y son sus “hermanos” durante la campaña, pero finalizada la elección utilizan la política trillada del: “si te he visto, no me acuerdo y si recuerdo, no te he visto”. Y a los únicos que ayudan son a los miembros de su círculo de amigos que se han enriquecido con el dolor y sufrimiento de los que dicen defender. En otra forma de decirlo, la política es la misma que estamos acostumbrados a ver en nuestra América morena. Son muchos los anglosajones que les cuesta aceptar que también tienen corrupción, “mordida” y “arreglos de medianoche”, pero en forma más sofisticada y “cibernética.”

Por el otro lado, tenemos un partido Republicano que no encuentra la forma en cómo conquistar el voto hispano, porque su sector más conservador no quiere aceptar que seremos mayoría para el próximo decenio y seremos lo que estaremos decidiendo el acontecer político de este gran país. Irónicamente, nosotros los hispanos, somos los que más cerca estamos de los valores y principios del partido Republicano. La familia, el trabajo, la fe religiosa, deseos de superación, conquistar nuevas metas con nuestros propios esfuerzos y no esperamos ser “mantenidos’ por el gobierno. Sé que muchos lectores no estarán de acuerdo conmigo, pero la otra falacia que tienen los anglosajones, es que se echan flores con el “sueño americano” y se olvidan que este gran país ha sido toda su historia, un país de inmigrantes; por lo tanto el famoso sueño americano es el sueño de nosotros… los inmigrantes.

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