• April 18, 2024

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Para muchos el sueño americano, para mí, el infierno americano

Por Víctor Novelo

María Jiménez de 35 años, es originaria de Tekax, Yucatán, México, y es un ejemplo de las miles de personas que llegan a Estados Unidos, buscando mejores oportunidades para superarse y crecer en la vida.“Me siento orgullosa de ser mexicana” Siendo hija de un padre veracruzano y una madre yucateca, afirmó estar completamente orgullosa de sus raíces, y que el destino fue quien se encargó de posicionarle en otro país a tantos kilómetros de su lugar de origen.

Creció en un seno familiar humilde, donde las oportunidades eran escasas. Y a la edad de 20 años, se casó con un hombre que le prometió darle una mejor vida. Sin embargo a los pocos meses de casados, el hombre, con la supuesta intención de darle una mejor vida, la dejó estando embarazada para venirse a los Estados Unidos, y jamás volvió a saber nada de él.

“Nunca olvidaré las carencias que viví, sobre todo cuando estaba embarazada. Recuerdo que lo poco que conseguía mi abuelita en sus limosnas, me compraba pan dulce para que yo matara mi hambre” explicó María Jiménez.

María Jiménez de 35 años, es originaria de Tekax, Yucatán, México. Actualmente vive en el estado de Colorado, donde con muchos esfuerzos y sacrificios ha logrado salir adelante, pero aun así para ella no hay sueño americano. (Foto: LPDC/Víctor Novelo).
María Jiménez de 35 años, es originaria de Tekax, Yucatán, México. Actualmente vive en el estado de Colorado, donde con muchos esfuerzos y sacrificios ha logrado salir adelante, pero aun así para ella no hay sueño americano. (Foto: LPDC/Víctor Novelo).

La vida no es fácil. Mucho menos en un país ajeno.
La vida se le tornaba cada vez más difícil, la mala alimentación, la tristeza de haber sido abandonada, o por todo lo que le esperaba enfrentarse en la vida, decidió armarse de valor, y después de un parto difícil, a los 4 meses de nacido su hijo al cual llamó Manuel Arturo Cauich, tomó la decisión de buscar el sueño americano.

Preocupada por las deudas de su familia e hipotecando el hogar de su padre, emprende el viaje que le cambiaría la vida en muchos aspectos. Pero no se imaginaba que se enfrentaría a adversidades de la vida que le harían cambiar su manera de ser y pensar.
“Fueron 4 veces las que he cruzado la frontera, y no es nada fácil. Pues en esos recorridos uno vive experiencias que lo marcan de por vida. Desde caminar y correr muchísimas millas, hasta ver cómo amigos pierden la vida en el trayecto” expresó María con una mirada triste en el rostro.

“Después de conseguir cruzar, te das cuenta que llegas a un país en el que estás totalmente solo, en donde las personas no hacen nada de a gratis. En donde escuchas por primera vez otro idioma que desconoces totalmente, y en donde tienes que enfrentarte constantemente con señalamientos de racismo y discriminación” puntualizó.

Entre las cosas más difíciles de haberse ido de su hogar, fue el haber dejado con sus abuelos, al pequeño Manuel Arturo, que actualmente tiene 14 años, y que desde entonces solo puede ver por medio de fotos y vídeo llamadas.

Cada que platica con su familia, le preguntan para cuándo piensa volver, pero María sabe que todas los obstáculos que ha brincado en el trayecto de su vida, la han hecho una mujer fuerte e independiente.

Con el sudor de mi frente saco adelante a mi familia.
“Entre las cosas que me siento orgullosa, es saber que con el dinero que me gano con el sudor de mi frente trabajando en la cocina, mantengo a mi familia, y evito que pasen carencias por las que yo pasé en México. Sé que estoy muy lejos de ellos, sin embargo a veces uno busca su superación personal, y al obtenerlo uno se siente bien” dijo Jiménez.

Empezó desde abajo, lavar trastes fue su primer trabajo cuando llegó a Norte América, pero actualmente, es encargada de un restaurante de comida japonesa, domina el inglés y junto con su equipo de trabajo obtuvo la medalla de Oro, como el mejor restaurante en su rango, en la región de Colorado.

Cada historia de éxito tiene un pasado difícil.
A pesar de la superación personal, profesional y financiera, María puntualizó que este lugar ha sufrido mucho, convirtiendo su corazón en piedra, y evitando dejarse llevar por sus emociones y sentimientos.
“Honestamente la vida aquí es muy difícil. Hay que ser siempre fuertes. Sino trabajas no tienes para comer y pagar tu renta, unos dicen que este es el sueño americano, pero para mí, es mi infierno americano. A veces se extraña mucho a la familia, pero luego se piensa con calma y se da cuenta que si uno regresa, en México no hay oportunidades” finalizó.

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