Durante el último mes, las muertes y hospitalizaciones por la infección producida por el COVID-19, también conocido como virus del Partido Comunista Chino (PCCh), se han triplicado en Estados Unidos entre aquellas personas completamente vacunadas.
Según un reporte de datos publicado a finales de mayo por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2021 hubo un total de 10.262 “infecciones innovadoras” de la vacuna SARS-CoV-2, definidas como infecciones por coronavirus en personas totalmente vacunadas, de 46 estados y territorios de Estados Unidos, aquí puede ver el comunicado: https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm7021e3.htm
Aproximadamente el 10% (995) de los pacientes que se contagiaron luego de la vacunación antes del 30 de abril fueron hospitalizados.
La agencia además reportó que había recibido informes de 160 pacientes completamente vacunados que fallecieron a causa de las complicaciones con la infección.
Apenas unos días después del reporte mencionado anteriormente, el sitio web de los CDC informó que 3.016 pacientes completamente vacunados con la vacuna COVID-19 habían desarrollado una “infección innovadora” y habían sido hospitalizados o habían fallecido durante el mes de mayo. Las muertes por COVID de pacientes vacunados ascendieron a 535 al 1 de junio en comparación con las 160 muertes reportadas un mes antes.
Sin argumentar la decisión, los CDC informaron que a partir del 1 de mayo solo estarían contabilizando los casos e infecciones del virus PCCh en pacientes hayan sido vacunados que terminen hospitalizados o mueran, descontando casi el 90% de los casos que no son hospitalizados ni fallecen, pero si dan constancia de fallas de la vacuna.
La polémica medida deja en evidencia que existe un gran vacío en la recopilación de datos sobre la eficacia de las vacunas, por lo cual los números reportados a futuro estarán completamente sesgados. Además, dado que el 27% de los casos reportados son asintomáticos, también queda una gran parte de las personas vacunadas, que son asintomáticas y podrían estar propagando la enfermedad.
Siguiendo esta misma política, la agencia tampoco contabiliza como casos de “infección innovadora”, es decir infectados ya vacunados, a aquellas personas que recibieron una sola dosis de las vacunas que recomiendan al menos dos dosis. A pesar que se supone que una dosis ya genera supuestamente un gran porcentaje de protección contra el virus.
La gran cantidad de muertes de personas vacunadas, abre el interrogante si realmente los decesos se deben al hecho de haber contraído el virus o se produjeron a causa de algún efecto adverso producto de la vacuna, aún en proceso de experimentación.
El posible efecto secundario que podría causar la muerte de un paciente vacunado es conocido como “ADE” (reacción exagerada a los anticuerpos), básicamente se trata de una respuesta hiperinmune que desencadena peligrosos procesos inflamatorios de la enfermedad, lo que básicamente e irónicamente genera el peor resultado de la enfermedad entre aquellos que han sido vacunados.
Este tipo de reacciones se han visto anteriormente con otras vacunas experimentales, tal es el caso de 130 niños que perdieron la vida en Filipinas en el año 2017 tras haber recibido una vacuna experimental contra el dengue, según reportó la revista Science.
Este tipo de análisis sobre datos fácticos y de público acceso suelen no ser publicados por los medios hegemónicos de comunicación, quienes promueven junto al gobierno los planes masivos de vacunación sin advertir los riesgos existentes.
Sin embargo, un gran sector de la población continúa reticente a recibir cualquiera de las vacunas en experimentación que se encuentran en circulación, lo que genera un gran problema para los objetivos planteados por la administración Biden destinados a lograr una supuesta inmunidad contra el virus PCCh producida por vacunas.