Por Pastor Pedro H. Gonzalez
Aquí vamos de nuevo enviando un saludo a todos nuestros lectores que semanalmente buscan esta columna para conectarse con la palabra de Dios vista desde la óptica del nuevo pacto.
Hablar de nuevo pacto es hablar de la sangre del cordero. Es bueno recordar que el maestro dijo en la última cena: Esta es mi sangre del nuevo pacto que por vosotros es derramada. De manera que sangre del cordero que quita el pecado del mundo y nuevo pacto son la misma cosa.
Es que en la cruz del calvario se estableció un nuevo tiempo, un mejor tiempo, bajo un mejor sacerdocio, con mejores promesas y en el que todo es mejor. La historia del mundo se partió en dos cuando Jesús se entrego para traer salvación a todo aquel que le reciba como Señor; sin embargo el mundo escribe los libros de historia con un antes y después de Cristo dando a conocer que la historia se partió en dos, pero la iglesia, el cuerpo de Cristo parece negarse a entenderlo o cuando menos a vivirlo.
Me refiero a que constantemente se escucha en los atrios de “los templos” decir que lo mejor está por venir” y no nos damos cuenta que lo mejor ya vino, nada puede ser mejor que el hecho de que por pura gracia un creyente en Dios pueda ser elevado al nivel de hijo y ser sentado en los lugares celestiales en Cristo Jesús.
Creo que no nos hemos notificado de lo que verdaderamente ocurrió en la cruz. A todos aquellos que profesamos esta fe,la fe del hijo, se nos dio una nueva identidad, se nos permitió vivir un nuevo tiempo, se nos dio acceso a las cosas nuevas sin que pesen sobre nosotros nada de lo que tenga ver con el pasado, y todo esto ocurre si y sólo si ocurren dos cosas, creemos en Su nombre y entendemos lo que eso significa.
Me refiero a que si creo en su nombre, es decir si creo que Jesucristo es El Señor entonces todo mi record anterior quedó borrado, de manera que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas. El peso de este enunciado bíblico está ahora sobre nuestra cabeza, es decir en nuestro entendimiento una vez que hemos creído.
Dios ya lo hizo, Jesús ya probó ser justo en todo, ya murió como pecador para yo y todo el que cree sea hecho justicia de Dios en El.
He aquí todas son hechas nuevas, quiere decir que hay un libro que debemos empezar a escribir como nuevas criaturas; lo malo es que en su gran mayoría los cristianos seguimos escribiendo el libro de nuestra vida, como si se tratase de la segunda mitad de un libro viejo y no como un libro nuevo.
Seguimos arrastrando con la pesada vieja carga, seguimos proclamando maldiciones generacionales, enfermedades heredadas, hábitos y costumbres familiares que sabemos nocivas pero no nos atrevemos a desafiarlas desde la nueva naturaleza sino que las arrullamos y aun las llamamos nuestras desconociendo la obra perfecta y consumada de Cristo en la cruz.
El antes y después de Cristo debe ser tomado personal, individual, y de forma radical, es decir que cada creyente debe saber que una vez creyó, la vieja naturaleza fue mudada y ahora su naturaleza es nueva, y en tanto que nueva, siendo espiritual, ya no es terrenal, estamos en el mundo pero no somos del mundo, hemos pasado a otro plano, superior, de avanzada.
Jesús dijo esto y más haréis en mi nombre, me pregunto entonces cuándo empezaremos a ver el esto y cuando empezaremos a ver el más?
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
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