Por Pastor Pedro H. Gonzalez
Un saludo para todos y cada uno de los lectores de este periódico semanal y de esta columna en especial.
He estado atento a los acontecimientos que vienen ocurriendo en el mundo y noto que, aquellos a los que nos tocó vivir en esta época somos verdaderos privilegiados. Estamos ante un panorama único del que podríamos decir que está para “alquilar balcón” esto decimos porque es todo un espectáculo.
Los partidos políticos han perdido el rumbo, los grandes emporios económicos están tomando cada vez más ventaja sobre las comunidades.
Cada vez la concentración del dinero va a más pocas manos, las personas se han vuelto hipersensibles, al punto que hoy en día todos se ofenden por todo. Ya nadie sabe quién es y no sabemos si la persona que tenemos enfrente es quien se ve o es lo que él piensa que es. No podemos llamar a un hombre señor tal, porque de pronto somos demandados pues él en verdad se siente señora tal.
Nuestros hijos ya no son nuestros hijos, son los hijos del gobierno aunque nosotros sigamos en la obligación de mantenerlos pero la autoridad sobre ellos la tiene el gobierno.
Se supone que las democracias se sustentaban bajo el principio de que se gobernaba sobre el querer de las mayorías y hoy vivimos gobernados bajo el querer de las minorías. Ellas dejaron de ser clases protegidas para ser clases dominantes.
Ya es muy difícil decir si algo es bueno o malo pues todo ha entrado en el campo de la relatividad y la realidad ha dejado de ser absoluta para pasar a ser virtual. Vale más la vida de un animal que la de un ser humano. Lo que sienta una mujer en embarazo es lo que importa,el bebe siendo un ser vivo no tiene ningún derecho a la vida pero un perro si que la tiene, una tortuga, o cualquier otra especie tiene mas derechos que un bebe en el vientre de su madre, de hecho el vientre materno es hoy en día mas peligroso que una trinchera de guerra.
Los valores humanos son absolutamente relativos, intercambiables, aleatorios y por lo demás completamente dependientes del gobernante de turno y de la mayoría política en senado y cámara.
Es decir que ni aun en las mejores novelas de Garcia Marquez, se hubiera podido encontrar tanto realismo mágico, es decir tanto realismo absurdo.
La iglesia de Cristo contempla todo este panorama; el que además he descrito de forma generosa e incompleta, y se nota rígida, azorada, inmóvil, incapaz.
Hay división al interior de la iglesia y esa división no permite que ella avance en la expansión del Reino de Dios a lo cual está no solamente llamada sino que también destinada y por tanto equipada para la tarea.
Por eso veo que quizás eso que llamamos “la iglesia” en verdad no lo es, quizás nos estamos engañando ingenuamente pensando que todo lo que se llama iglesia es la iglesia cuando en verdad no lo es.
Recuerdo que la biblia nos dice que Jesús se entrego por la iglesia para presentársela a Sí Mismo, una iglesia inmaculada, sin mancha y sin arruga, pero lo que vemos en eso que llamamos iglesia es que en verdad está manchada de división, de envidia, de pequeñez mental y espiritual.
Son sólo organizaciones que se han metido en 4 paredes a proclamar un reino del que no conocen, un Dios al que dicen servir pero no conocen, un propósito que no han entendido y como tal se mantienen de servicio en servicio haciendo de los fieles, un espectáculo para el hazme reír.
La iglesia primitiva trastornaba el mundo, la iglesia actual está trastornada en sí misma. Pero esa no es la iglesia de Cristo,porque la iglesia de Cristo es un remanente de hombres y mujeres que se mueven en el Espíritu, que no ceden ante las mentiras del gobierno, que no se dejan acusar de pecadores, que no se ofenden por nada y que no se rinden de gritarle al mundo, a partir de su propio testimonio, que Cristo es el Señor así el mundo diga lo contrario.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
3600 S Clarkson St Englewood, CO 80113. Tel: 720-218-3890
Horarios de servicio Domingos 12:30:00 pm Busquenos en Facebook y YouTube como Iglesia Embajada del Reino.
Le esperamos!