• November 22, 2024

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Todos fallamos, pero todos podemos ser perdonados y restaurados

Por Enrique Monterroza

¿Quién de nosotros no ha cometido grandes errores?, ¿Quién de nosotros no ha tomado una mala decisión que ha traído tristes consecuencias?, ¿Quién de nosotros no ha cometido algún pecado que nos ha traído vergüenza y tristeza?

A veces se nos olvida que no somos tan perfectos como “nos creemos”, a veces se nos olvida que tenemos un cuerpo corrupto, con deseos engañosos, muy pero muy inclinado a hacer siempre lo malo, así es nuestra naturaleza, pecaminosa.

En una ocasión una multitud seguía a una mujer adultera para apedrearla, pero para que tengamos más clara la historia se las coloco a continuación:

“Al día siguiente, al amanecer, Jesús regresó al templo. La gente se acercó, y él se sentó para enseñarles. Entonces los maestros de la Ley y los fariseos llevaron al templo a una mujer. La habían sorprendido teniendo relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo. Pusieron a la mujer en medio de toda la gente, y le dijeron a Jesús: —Maestro, encontramos a esta mujer cometiendo pecado de adulterio.

En nuestra ley, Moisés manda que a esta clase de mujeres las matemos a pedradas. ¿Tú qué opinas? Ellos le hicieron esa pregunta para ponerle una trampa.

Si él respondía mal, podrían acusarlo. Pero Jesús se inclinó y empezó a escribir en el suelo con su dedo.

Sin embargo, como no dejaban de hacerle preguntas, Jesús se levantó y les dijo: —Si alguno de ustedes nunca ha pecado, tire la primera piedra. Luego, volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el suelo.

Al escuchar a Jesús, todos empezaron a irse, comenzando por los más viejos, hasta que Jesús se quedó solo con la mujer. Entonces Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado! Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Juan 8:2-11 (Traducción en lenguaje actual).

Leer este suceso me hace pensar en varias cosas:

Primero: Todos estamos propensos a fallar, por lo cual no deberíamos juzgar duramente a los que lo hacen, ni tampoco deberíamos ser duros con nosotros mismos. Tampoco hablo de sentirse bien por hacer el mal, porque entonces Dios no habitaría en tu vida, una persona nacida de nuevo nunca sentirá placer de pecar, al contrario, sentirá tristeza, vergüenza y dolor en su corazón por haberle fallado a Dios.

Segundo: Dios no acusa y tampoco condena, a pesar que Jesús era el único digno de tomar una piedra y lanzarla a la mujer, decidió no hacerlo, decidió perdonar. Y es que Jesús siempre tendrá como primera opción para nuestra vida PERDONARNOS, entonces, partiendo de esto: ¿Por qué no buscamos su perdón?, la mayoría de personas al fallarle a Dios sienten que ya no son dignos de Él y prefieren, en muchos casos, alejarse totalmente de Dios en lugar de buscar su perdón. Aunque para los mas duros y religiosos esto sea duro de asimilar, tenemos que entender que no importa cuantas veces le pidamos perdón a Dios, Él siempre estará dispuesto a perdonarnos, eso si, mientras halla oportunidad.

Y Tercero: La voluntad de Dios al perdonarnos es que no volvamos a lo mismo: “Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar.” Juan 8:11 (Traducción en lenguaje actual). Me encanta esta versión de la Biblia porque es tan clara, no deja lugar a dudas, y es que cuando Dios nos perdona lo hace con el propósito que podamos ir y vivir de una manera diferente para no volver a cometer los mismos errores, pero por si en alguna ocasión los volvemos a cometer, no significa que Dios te desechara, se cansara de ti o te dará la espalda.

El Apóstol Juan escribió: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” 1 Juan 2:1 (Reina-Valera 1960).

Hoy quiero que comprendas que todos estamos expuestos a fallar, a pecar o cometer grandes errores o ha tomar muy malas decisiones, pero en medio de nuestros fracasos, debemos comprender que hay un Dios que no nos rechaza, que no nos da la espalda, que no se cansa de nosotros y que siempre esta dispuesto a extender su mano, abrazarte, perdonarte y si te dejas, restaurarte.

No se cuantas veces hayas fallado en esa área que ha sido tu tropezadero, pero tienes que entender que Dios quiere perdonarte lejos de condenarte, que su amor es lo que necesitas, y que al perdonarte Él quiere que pongas todo de ti para no volver a ser el mismo, porque Él ha dado todo de si para ti al morir en esa cruz por tus pecados.

¡Levántate este día!, deja de creer que Dios se canso de ti o ya no te perdonará más, Él es grande en Misericordia por lo tanto ve a Él, arrepiéntete genuinamente y pídele perdón, porque sin duda en ÉL SIEMPRE ENCONTRARAS EL PERDÓN que necesitas.

¡Hoy Dios quiere perdonarte! ¿Aceptas su perdón?

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