* El desafío solitario
Cuando te enfermas, siempre habrá un médico que te ayude a mitigar la dolencia, cuando estás de luto por la pérdida de un ser querido, siempre habrá alguien te consuele con palabras de aliento, cuando enfrentas un divorcio, tus familiares cercanos te brindan apoyo incondicional mientras cruzas esa línea de dolor y sales adelante. Sin embargo, cuando pierdes tu empleo, no habrá absolutamente nadie que busque otro trabajo por ti, es algo que deberás enfrentar solo y es como una llaga en el estómago por la incertidumbre del qué voy a hacer.
Aunque tengas mucha gente que te ame, la búsqueda de otro empleo será un reto solitario.
No es el fin del mundo, considerando nuestras condiciones laborales comparadas con antaño. Antes de 1935 y después de haber sufrido la Primera Guerra Mundial que duró de 1914 a 1918 seguida por la Gran Depresión que se generó desde 1929, la búsqueda de un empleo era tan dolorosa como el estar empleado por las crueles condiciones de trabajo en las que estaba inmersa la mayoría de la población. Largas jornadas de trabajo con salarios que no satisfacían las mínimas necesidades básicas.
Si piensas que trabajas mucho y no tienes tiempo para ti y tu familia, vivirás eternamente agradecido por tus condiciones actuales. Las jornadas de trabajo antes del Wagner Act constaban de entre 12 y 15 horas en condiciones que no incluían seguridad, respeto a los derechos humanos, beneficios médicos y el derecho a la Ley de Seguridad Social implementada en 1935, año en el que también se promulgó el Wagner Act por el Presidente Franklin Delano Roosevelt en respuesta a todos los problemas económicos generados precisamente por la Gran Depresión.
Dicha ley que lleva el apellido del Senador de Nueva York. Robert F. Wagner daba derecho a los trabajadores para formar uniones o sindicatos que defendieran sus derechos en contra de empleadores que regularmente abusaban de ellos especialmente en industrias tales como: la minería, el petróleo, el acero y la construcción.
Las leyes en los Estados Unidos se basan en el equilibrio del poder entre las fuerzas dominantes del país, ejemplo: gobierno, corporaciones y cualquier tipo de asociación.
En el año de 1947, el Wagner Act tuvo que ser reestructurado y su nombre cambió a la llamada Labor Management Relations act (LMRA) Esta reforma se debió a que los sindicatos, en los cuales estaban involucrados la mayoría de los trabajadores americanos, estaban ganando un inmenso poder económico sin control y con eso se afectaba arteramente el comercio de la nación. Con esta nueva ley, se impusieron nuevas reglas y se le dio el equilibrio que se necesitaba para que tanto empleados como empleadores gozaran de beneficios.
La buena noticia es que siempre hay una luz al final del túnel. Cuando una puerta se cierra, como decimos, otras más se abrirán con mejores oportunidades para progresar. Que la pérdida de un trabajo no nos deje en la desdicha, sino que nos impulse a ser mejores cada día y el pensamiento de derrota, sea un espíritu de lucha que nos conduzca a un futuro luminoso.
Cuando encuentres el trabajo de tus sueños, piensa que el mayor precursor del estado de bienestar con la jornada de 40 horas a la semana y el beneficio de un salario digno se lo debemos a Henry Ford, el visionario, el constructor, el inventor y el empresario más grande de los Estados Unidos y del planeta.
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