Por Jonathan Miraval
Una victoria merecida
(pero algo inesperada)
para un director talentoso
e inteligente
El pasado domingo 22 de febrero se llevó a cabo la 87º entrega anual de los premios Oscar. Ocho películas fueron nominadas para el premio a la mejor película del año, pero, obviamente sólo una podía ganar. Y esa película, a pesar de ya había recibido tres premios esa misma noche, fue casi inesperadamente Birdman.
En pocas palabras, Birdman se trata de un hombre que actuaba como el superhéroe Birdman y que ahora quiere poner una obra de teatro. Pero la película es mucho más que eso: es una indagación sobre la existencia y sobre el lugar que uno tiene en la vida, sobre la manera en que uno ve la vida, la dualidad, los críticos de cine, la vida familia, beber, y efectos especiales en las películas. Birdman es un poco de todo y es fantástico.
Y como si eso fuera poco, la dirección y la cinematografía son asombrosas. Y además Birdman tiene un elenco multiestelar extraordinario: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton y Naomi Watts, que le dan gran vida a la película. Lo que para otros hubiese sido sólo una loca idea, para ellos fue la mejor película del año, gracias al director Alejandro González Iñárritu.
Birdman también ganó el Oscar al mejor libreto original, al mejor director (Iñárritu) y a la mejor cinematografía.
En su discurso de aceptación del premio, Iñárritu habló a sus compatriotas mexicanos. “Rezo para que podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”, les dijo a los que viven en México. Y a quienes residen en Estados Unidos les dijo que son parte de “más reciente generación de inmigrantes” y que espera que “se los trate con la misma dignidad y respeto que aquellos que llegaron antes para construir una increíble nación”.
Se puede discutir si Birdman mecería el Oscar a la mejor película. Pero pocas dudas quedan que merecía el reconocimiento por contar con el mejor director que muestra toda su excelencia en Birdman y que después dice lo que dice al recibir el premio. Para hablar como lo hizo en frente de millones de personas en todo el mundo, Iñárritu tiene claramente que ser alguien muy inteligente.
Toda la película parece grabada de una sola vez en una toma continua. Por medio de una edición astuta, tomas largas y tremendos actores, ese es el resultado final. Y eso hace que toda la película se vuelva impredecible, lo que se acentúa con una banda de sonido que sólo usa batería.
Birdman merece los Oscar que recibió. Es una película fantástica y una experiencia mirarla. Vaya a verla cuando pueda. Vale la pena.