CINEMANIA

Vuelve a la pantalla el horror de los
“espíritus juguetones”

Por Jonathan Miraval

En 1982, Tobe Hooper y Stephen Spielberg cooperaron para crear una de las más reconocidas películas de horror: Poltergeist. En pocas palabras, se trata de una familia californiana que descubre que su casa suburbana encierra un lado oscuro cuando la hija, Carol Ann, se contacta con malos espíritus por medio de la televisión. Y allí se desata una historia que entrelaza el mundo supernatural con la realidad.

Aquella versión de Poltergeist, al contrario de lo que sucede con las películas de horror actuales, está bien hecha. Algunos de los efectos especiales ahora aparecen como demasiado obvios, pero en aquel momento parecían asombrosos. Y los actores infantiles de aquella película actuaban tan bien como los adultos.

Al principio, la acción es lenta, pero luego comienza a acelerarse y finalmente nunca se detiene. Y luego uno escucha aquellas famosas palabras: “Están aquí”. Allí uno se prepara para el horror. Aún hoy, más de tres décadas después, se considera que Poltergeist es una de las mejores películas de horror de todos los tiempos. De hecho, es una película buena que vale la pena ver.
Pero luego a alguien se le ocurrió hacer una nueva versión. El nuevo director Gil Kenan, dirigió dos películas antes: Monster House (2006) y City of Ember (2008). Ambas películas fueron calificadas por los críticos como mediocres y por buenas razones. Lamentablemente, la tendencia continúa en la nueva versión de Poltergeist.
Cuando se hace una nueva versión de una película la pregunta es si esa nueva versión es necesaria. A veces sí lo es. Por ejemplo, Judge Dredd (1995) se basa en una buena idea, pero la película no es tan buena. Por el contrario, Dredd (2012) es mucho mejor que el original. El problema con Poltergeist es que el original fue y sigue siendo muy bueno. La única razón para rehacer esa película, además de las ganancias económicas, sería actualizar los efectos especiales.

Pero la nueva versión de Poltergeist no parece haberlo logrado. Los efectos especiales computarizados (CGI) se usan demasiado y no son tan buenos. Por ejemplo, en un momento una ardilla salta de un closet y corre por una habitación. La ardilla ni siquiera parece real al punto que da risa. De hecho, tantos efectos especiales distraen de la historia.

Y la nueva película ni es tan “horrorosa” ni tan atrapante como la original. Es para quedarse hasta el final e irse apenas comienzan los títulos. Si a usted le gusta el horror, mire la versión original. Es una mejor manera de pasar el tiempo.