Protestan por ataques a la dignidad humana de los desamparados
Representantes de varias organizaciones comunitarias, líderes religiosos y decenas de desamparados se reunieron el pasado lunes por la tarde en una transitada esquina al norte del centro de Denver para protestar por la manera indigna en que se trata a las personas sin techo en esta ciudad.Para simbolizar ese tratamiento, que penaliza a los desamparados por dormir o comer en la calle, se realizó el “funeral de la dignidad humana”, en el que un
pequeño ataúd negro se depositó frente a lo que antes eran servicios sanitarios públicos en la esquina de Welton y Park Avenue, pero que ahora quedaron cerrados con candado y detrás de una cerca.
“En junio de 2014, el Comité de Gobierno y Finanzas del Concejo Municipal de Denver adjudicó 1,8 millones de dólares para aumentar la cantidad de policías en el centro de la ciudad para controlar la presencia de personas pidiendo dinero o fumando marihuana en público”, dijo Ray Lyall, portavoz de la coalición comunitaria Denver Homeless Out Loud (DHOL), en referencia a la ordenanza municipal BR14-0440.
“Se dijo que esa presencia policial aumentada no afectaría negativamente a las personas desamparadas, pero se convirtió en una criminalización de derechos humanos básicos. Un año después, no se ha mejorado la situación de los desamparados”, agregó.
Según Lyall, una de las consecuencias aparentemente no anticipadas al implementarse las ordenanzas contra personas desamparadas fue que el desplazar a las personas sin hogar de los parques del centro de la ciudad se las alejó de los lugares en los que tenían acceso a servicios sanitarios.
“La municipalidad local destinó 2,13 millones de dólares a la revitalización de parques, pero no se ha agregado un solo baño público en esos parques sino que, por el contrario, muchos de esos baños ahora están cerrados con candado”, dijo Lyall.
El plan original asociado con la ordenanza mencionada y presentado hace un año por el alcalde Michael Hancock incluía expansión de la capacidad de albergues transitorios y el cierre (por medio de cercas metálicas) de parques y plazoletas que,
además de personas sin techo, atraían a prostitutas y traficantes de drogas.
Como la ayuda a los desamparados no se concretó, DHOL interpretó esa situación como “la muerte de la dignidad humana”, por lo que procedió a “enterrarla” en una ceremonia al aire libre que incluyó a decenas de personas vestidas de negro, liturgia (dirigida por un joven pastor bautista local), música y hasta una procesión fúnebre con el ataúd.
“Abrir los baños públicos ya existentes es una manera de reconocer la inherente realidad de todas las personas, incluyendo aquellas que carecen de una vivienda propia. Pero en Denver no es eso lo que ahora sucede”, afirmó Lyall, calificando la situación de “inconstitucional” porque “criminaliza una función corporal que ninguna persona puede controlar”.
Los participantes de la marcha entonaron cantos pidiéndoles a las autoridades locales que “reconsiderasen” las ordenanzas aprobadas en 2014 y que implementen medidas que “reflejen las necesidades de la comunidad local”.
Según estadísticas de DHOL de 2014, unas 11.000 personas carecen de hogar en el área metropolitana de Denver. De ellas, el 31 por ciento son hispanas y poco más de la mitad vive a la intemperie, mientras que otros duermen en hoteles económicos, albergues o vehículos.
Una encuesta realizada por DHOL en abril pasado entre 500 desamparados locales reveló que el 70 por ciento de ellos habían sido “acosados, multados o arrestados” por dormir en espacios públicos y un 60 por ciento de ellos fue multado u obligado a moverse a otro lugar por estar sentado, pero no dormido, en lugares públicos.
Lyall enfatizó que “ya es hora de celebrar la dignidad humana en vez de pedir que se la respete”.