• November 24, 2024

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Desafío con la naturaleza

El Parque Nacional de las Grandes Dunas de Arena, ubicado al suroeste de Colorado y considerado una de los más altas –con una altura de 13 mil pies- en las faldas de la Montaña Sangre de Cristo, fue el lugar ideal para que un grupo de alrededor de 52 hispanos disfrutaran de esta maravilla, al mismo tiempo de conocer su historia y retar al mismo deporte del “surfing”… solo que en esta ocasión en vez de nieve fue arena.

El grupo de visitantes vivió una gran experiencia ante el contacto con la naturaleza misma. (Fotos:LPDC/Joel R. Flores).
El grupo de visitantes vivió una gran experiencia ante el contacto con la naturaleza misma. (Fotos:LPDC/Joel R. Flores).

Este parque está lleno de historia, con huella hispana y que da vida a un gran número de animales y diversos insectos, variedad de vegetación, arroyos, lagos, pastizales y un sinnúmero de animales salvajes y por si fuera poco, por las noches se puede apreciar un cielo tan oscuro que se puede ver la vía láctea. Durante el recorrido a este grupo de hispanos de la Iglesia San Cayetano de Denver, liderados por Linda Sosa, los guardabosques encargados de ofrecer el recorrido, señalaron que en este 2016 habrá un récord de asistencia en toda su historia, por lo que se esperan alrededor de 300 mil personas.

Entre salpicones de historia
Según cuenta su historia, este parque contiene las dunas de arena más altas de América del Norte, que se alzan hasta una altura máxima de 230 m desde el suelo del Valle de San Luis, en la base occidental de la Sierra de la Sangre de Cristo. También relata información oficial, que este grupo de dunas cubre unos 77 km² y según los investigadores comenzaron a formarse hace menos de 440.000 años. Las dunas se crean a partir de los depósitos de arena y sedimentos del Río Grande y sus tributarios que fluyen a través del Valle de San Luis. Con el paso de los años vientos del oeste recogen las partículas de arena de los terrenos inundados por el río. Cuando el viento pierde fuerza antes de cruzar la sierra de la Sangre de Cristo deposita la arena en el extremo este del valle. Este proceso continúa y las dunas crecen lentamente mientras el viento las moldea de nuevo cada día.
Contaban los jóvenes guardabosques, que a través de la historia misma se han logrado conocer los lazos familiares de los hombres y mujeres con las dunas, en donde los niños mismos han pasado por innumerables momentos a la sombra de la montaña Sangre de Cristo y de ahí que la leyenda siga viva. Entre esos

Los jóvenes listos para desafiar las inclemencias del tiempo y deslizarse por las arenas.
Los jóvenes listos para desafiar las inclemencias del tiempo y deslizarse por las arenas.

nombre figura el de Myrtle Woods, una de las mujeres que formaron parte como miembro de un grupo especial que trabajaron en la lucha para la protección misma de las Grandes Dunas de Arenas y fuera considerado como un Monumento Nacional en la década de 1920.

Al conocer esto, Linda Sosa, directora de Relaciones Públicas de la Iglesia San Cayetano, señaló que esto es la magia del recorrido, de conocer estas bellezas naturales “y que a veces, aun viviendo en Colorado no sabemos lo que aquí tenemos. Pero también queremos que las familias convivan entre sí, se involucren en la lucha por tener mejores lugares donde el medio ambiente juega un papel crucial, que al disfrutarlos, conocerlos y aprender de su historia, también tomamos la responsabilidad de cuidarlos y ser los mejores promotores para que otras familias puedan disfrutar de ello, en este caso de las dunas de arena”.

Tras los mamuts
Hay unas líneas de la historia misma, que relata que los seres humanos han tenido contacto con este lugar, ya sea por visita o por vivir cerca de las Grandes Dunas de Arena por muchos años y una de las evidencias más antiguas que se tienen se remonta a unos 11 mil años. Además, se tiene que algunos puntos de esta zona han sido identificados por los arqueólogos como puntas de lanza donde probablemente fueron utilizados por los primeros cazadores de mamut. “Algunos de los primeros en entrar al área de las dunas por el Valle de San Luis, eran cazadores y recolectores nómadas, cuya conexión a la zona fue en torno a las manadas de mamuts y bisontes prehistóricos. “Era la Edad de Piedra donde se casaba con grandes puntas de lanza de piedra o de dardos, ahora identificados como puntas Clovis y Folsom. Al igual que todos los demás, hace 400 años, entraron al Valle de San Luis. Al parecer, pasaron tiempo aquí en la caza y la recolección de plantas, ya que era bueno y evitaron la región en tiempos de sequía y escasez”, señala parte de su historia y que por cierto, los visitantes pueden sumergirse en ella, gracias a los libros y folletos que se ofrecen a los turistas.

Dando a conocer parte de la historia y los detalles de las Dunas de Arena…
Dando a conocer parte de la historia y los detalles de las Dunas de Arena…

Se cuenta con vegetación y más de 100 árboles de pino que históricamente jugaron un papel importante en los alimentos o medicamentos de las tribus indias americanas, aunque no se tiene aún los nombres o lenguas de los primeros que existieron aquí. Se dice que dichas tribus indias americanas modernas estaban familiarizados con el área, cuando los españoles llegaron por primera vez, hace 400 años. La palabra Ute tradicional para el Gran Dunas es Saa WAAP maa Nache: “Arena que se mueve”. Sin duda una área especial que hasta sirvió para alimentar al hombre espiritualmente.

Precisamente se tiene el dato que en 1694, Don Diego de Vargas se convirtió en el primer europeo conocido en haber entrado en el Valle de San Luis. Es tanta la historia que encierra alrededor de este lugar, que bien se requieren de muchas páginas para ello, y entre esa historia, cabe señalar un episodio muy importante, cuando el ejército del teniente Zebulon Pike regresaba de una expedición al Este de los Estados Unidos y a finales de noviembre de 1806 habían llegado a un lugar llamado Pueblo (Colorado), donde tuvieron que cruzar las montañas de Sangre de Cristo justo por encima de las Grandes Dunas de Arena y en su diario del 28 de enero de 1807, describió su travesía y dio un perfil del lugar, del momento que acamparon y ascendieron a una de las mayores colinas de arena y descubrir un gran rio (el Rio Bravo), con colinas de arena extendidas hacia arriba…

El presente…
Las dunas y el área que las rodea fueron designadas Monumento Nacional en 1932. El 22 de noviembre de 2000, Bill Clinton, en ese entonces Presidente de

Linda Sosa, participando en las actividades con el guardabosques.
Linda Sosa, participando en las actividades con el guardabosques.

los Estados Unidos, firmó la Great Sand Dunes National Park and Preserve Act of 2000 con el objetivo final de lograr el estatus de Parque Nacional. El lugar ahora está dividido en tres secciones: parte de la Sierra de la Sangre de Cristo fue transferida al Bosque Nacional Río Grande, otra parte al Oeste se destinó como área para la vida salvaje y hábitat de una manada de bisontes salvajes y la última parte al Este es habilitada para la caza limitada.

Para Maite Arce, Presidenta de la Fundación Acceso Hispano, señaló en exclusiva para La Prensa de Colorado, que “en agosto se celebrara el centenario del servicio de Parques Nacionales, por lo que con esta visita de la comunidad de San Cayetano se busca que dichos parques sean inclusivos para todas las personas, entre ellos claro es los latinos. Es importante que los conozcan, visiten y sean conscientes que las tierras públicas pertenecen a ellos y asegurarse que están activos y protegidos. El viaje al Parque Nacional de las Dunas es de mucho interés y no es muy visitado por los latinos, y queremos que exista ese interés porque existe mucha cultura e historia latina y cuenta con muchas actividades recreativas”.

Una foto del ayer y del hoy…
Una foto del ayer y del hoy…

Mary A. Flores, presidenta de La Prensa de Colorado, quien apoya la difusión de la cultura y emocionada por la experiencia, aseveró: “fue una experiencia muy bonita e inolvidable, se respiraba un aire más limpio, el ruido de los árboles y el viento hacían el ambiente más relajante. Disfrutamos la tranquilidad, la convivencia en familia y nos olvidamos del ambiente que se vive en la ciudad. El sentir la arena sobre los pies y el aire que ahí se respira, fue como una terapia súper relajante”.

Finalmente, Joel Flores, Presidente Fundador de la Fundación Flores que llevó a un grupo de jóvenes a disfrutar de este monumental lugar, se sintió agradecido por la oportunidad de participar en este magno evento, y dijo que “he estado en desiertos de California, pero nunca había visto tanta belleza como en esta ocasión en las Dunas de Arenas. Me quedé asombrado. Aprendí de la historia local, así como del aspecto geológico de la zona”.

 

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