Por Enrique Monterroza
A veces sin darnos cuenta estamos amando más las cosas que este mundo nos ofrece que a Dios, y digo esto por en algún momento de nuestra vida las cosas del mundo parecieran más importantes para nosotros que Dios. Y para ello no es necesario decirlo, basta con ver nuestra manera de actuar para darnos cuenta que estamos amando más al mundo que a Dios.
La única forma de demostrar amor es a través de la acción, las palabras nunca son suficientes, alguien muestra amor cuando está dispuesto a accionar. La Biblia misma dice que Dios amo tanto al mundo que Dios a su hijo unigénito para que muriera en nuestro lugar(Juan 3:16). El amor que Dios tuvo hacia nosotros fue demostrado a través de una acción: Enviar a su hijo a morir en nuestro lugar.
Nosotros podemos decir que amamos a Dios, pronunciar bellas palabras sobre lo que sentimos por él, pero nada es comparable con la verdadera forma de demostrar lo que decimos sentir y eso solo se logra a través de la acción. Cuando yo estoy dispuesto a dejar las cosas del mundo por Dios, y lo llevo a la práctica, entonces allí, estoy no solo diciendo que amo a Dios, sino DEMOSTRANDO que lo realmente lo amo.
El apóstol Juan nos recomienda: “No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes.
Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.” 1 Juan 2:15-17 Nueva Traducción Viviente (NTV).
¿Qué cosas de este mundo están siendo en este momento más importantes para ti que Dios?, ¿Algo material?, ¿Algo que te causa placer físico?, cuando nosotros ponemos en primer lugar cualquier cosa antes que a Dios, entonces estamos amando más eso que estamos poniendo en primer lugar antes que a Dios. Y es que aunque digamos que no es así, nuestras acciones lo gritan. No vengas diciendo que amas a Dios, cuando en realidad no estás dispuesto a agradarlo.
No digas que amas a Dios, cuando tu trabajo lo deshonra porque por tal de ganar dinero extra realizas negocios fraudulentos, no digas que amas a Dios cuando tu primer lugar en la vida es cosechar cosas materiales antes que las espirituales, no digas que amas a Dios cuando estás manteniendo una relación amorosa con una persona que no es tu esposa o esposo, no digas que amas a Dios cuando estás cayendo en fornicación constantemente, no digas que amas a Dios cuando ni siquiera estas dispuesto a dejar eso que tantos tropiezos te ha causado en la vida.
Amar a Dios, no es solo decirlo, ES DEMOSTRARLO.
Demuéstrale a Dios que lo amas, viviendo una vida que realmente lo agradece y lo honre.
Demuéstrale a Dios que lo amas realizando solo negocios lícitos en tu empresa, demuéstrale a Dios que lo amas poniéndolo a Él en primer lugar antes que cualquier otra cosa.
Demuéstrale a Dios que lo amas dejando esa mujer u hombre que no es tu esposa o esposo. Demuéstrale a Dios que lo amas esperando el matrimonio para poder tener relaciones íntimas. Demuéstrale a Dios que lo amas dejando de una vez por todas esos hábitos que tanto te han hecho caer.
Tú tienes la oportunidad de demostrar si realmente amas a Dios, a través de las acciones que hoy puedes comenzar a hacer. No hay nada en este mundo que pueda causar mayor placer que el hecho de sentir que estás honrando a Dios, a ese Dios que un día te llamo, te extendió los brazos y te perdono de todos tus pecados, ese Dios que te hizo una persona nueva, que cambio tu vida, que te dio una verdadera razón por la cual existir. A ese Dios le debes tu vida, le debes todo y no hay mejor forma de pagar todo lo que Él ha hecho y sigue haciendo en nuestra vida que agradarlo en todo lo que hacemos.
Que nuestro anhelo cada día sea honrarlo, que nuestro objetivo sea siempre el que Él se pueda sentir orgulloso de nosotros y de la forma en cómo estamos caminando en la vida.
Demostremos realmente cuando amamos a Dios a través de acciones que levante en alto su nombre, a través de acciones que la gente al verlas puedan glorificar a Dios a través de nuestra vida.
¡Amemos a Dios antes que cualquier cosa que este mundo nos ofrece!
“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”
Romanos 12:2