La Prensa de Colorado Por Alejandro Ayala
Una gran persona se puede describir por su trayectoria, por la estela que va dejando a su paso, como un barco en altamar, o un meteorito, puedes saber el tamaño por la intensidad de luz que va dejando, lo puedes cuantificar incluso por el número de buenas obras o cantidad de gente que ayudó en su camino o por los logros que alcanzó.
Pero, ¿cómo describes a un gran amigo? Esto es más complicado, pues para ser un gran amigo no se necesita un número determinado de años de conocerlo o de tener una relación de amistad, se necesita más que eso. Para que a una persona se le pueda considerar un gran amigo, esa expresión, creo, debe incluir un sinnúmero de cosas y acontecimientos que nos permitan describirlo de esa forma.
Pues aquí me voy a permitir describirles un gran amigo que tuve el privilegio de disfrutar por casi 5 años, pero que en cada momento de ese tiempo pudo dejar una marca imborrable en mi vida.
Una persona con un gran corazón que se preocupa por otros a pesar de sus circunstancias, que a pesar de estar cargado con sus propios problemas, se hace un espacio para escuchar los tuyos, y aun te da un consejo valuado en su propia experiencia; una persona que te abre el corazón y te permite ver la transparencia de su alma, te demuestra su lealtad, su rectitud, que se atreve a llorar enfrente de ti cuando habla de su familia, que te comparte sus sueños, sus pasiones, sus molestias, sus alegrías e incluso, te reclama cuando estas caminando erróneamente y te enseña con cariño el camino correcto. Una persona que siempre esta ahí cuando la necesitas y que se aleja en momentos en señal de respeto para dejarte tu propio espacio, porque nunca se atrevería a cruzar tu línea personal si no se lo permites.
Podría estar escribiendo páginas enteras describiendo lo grande que considero fue en nuestra amistad, pero no tengo tanto espacio, así que tengo que despedir a este gran amigo con el que pase largas horas de pláticas y proyectos, con el que trabajé codo con codo para conseguir nuestros sueños, y completar nuestros proyectos de vida. Hoy, él terminó sus proyectos porque Dios consideró que ha cumplido su propósito en esta tierra, y lo ha llevado a su presencia. No estoy molesto, solo desconcertado y tratando de descifrar el aprendizaje que su vida ha dejado en la mía. Finalmente es la decisión de Dios y son sus planes. ¡Hasta Pronto amigo! Nos veremos algún día. Este es mi amigo. Pedro Apodaca.
Que Dios nos de Fortaleza y sabiduría para poder vivir sin tu compañía.
