• November 24, 2024

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Cuando tú has descubierto tu propia visión, tú no necesitas ponerte celoso de nadie

Extracto del libro
“Los Principios
y el poder de la Visión”
Capitulo Tres

Por Dr. Myles Munroe

Cuando tú verdaderamente llegas a entender la diferencia entre misión y visión, tú vas a estar protegido en contra de todo tipo de celos.
Entonces, tú no te vas a desviar de tu propósito al tener que estar viendo constantemente por encima de tu hombro para ver lo que está sucediendo con otros que comparten tu misión. Vamos a regresar a la analogía de la iglesia cristiana.
Aunque cada iglesia en el mundo está en el mismo negocio de “hacer discípulos en todas las naciones”, si alguien fuera a construir una iglesia junto a otra iglesia que ya existe, esto sería motivo de una gran pelea.
La primera iglesia podría decir, “Este es mi territorio. Dios me dio toda esta zona. Saca a tu iglesia de aquí”. Los miembros de las dos iglesias se sentirían con sospechas los unos de los otros, peleando todo el tiempo y tratando de menospreciarse unos a otros.

Esto es lo que sucede cuando las iglesias no entienden lo que es la visión.
Cuando tú has descubierto tu propia visión, tú no vas a necesitar sentirte celoso de nadie porque no hay necesidad alguna de entrar en competencia.
Esta verdad me fue demostrada en una manera muy tangible. Un día yo estaba hablando con un hombre que es el dueño de la franquicia de McDonalds en las Bahamas. Mientras que estábamos hablando, el dueño de la franquicia de Kentucky Fried Chicken llegó adonde estábamos.

El se presentó conmigo y me dijo, “Tengo mucho gusto en conocerlo”. Yo me sentía muy curioso y, por lo tanto, añadí, “¿Qué es lo que usted está haciendo aquí?” El hizo un gesto hacia mi amigo, y dijo, “Vamos a almorzar juntos el día de hoy”. Yo decidí ir con ellos porque yo quería saber qué era exactamente lo que iban a comer ese día. ¡Ellos fueron a Pizza Hut!

Yo me senté en una mesa, comiendo pizza con ellos, y observándolos mientras platicaban.

Finalmente, yo dije, “Discúlpenme, caballeros. En primer lugar, ¿acaso no son ustedes competencia el uno al otro?” Ambos respondieron, “No”. Yo pregunté, “¿Qué es lo que ustedes quieren decir?” Mi amigo contestó, “El no vende lo que yo vendo. Yo no vendo lo que él vende. ¿Cómo es que podemos estar en fotocompetencia?” Entonces, yo dije, “Segunda pregunta. ¿Por qué vinieron aquí?” El contestó, “No nos sentimos con antojo de comer ni hamburguesas ni pollo. ¡Se nos antojó comer pizza!”

Hay lugar para los tres negocios porque cada restaurant tiene su propia visión específica.
Cada uno ofrece un producto diferente dentro de la misión general de servir comida. Los negocios, las organizaciones, las iglesias y los individuos pueden aprender la verdadera naturaleza de la visión del ejemplo de estos dos hombres.

Yo viajo alrededor de todo el mundo y doy conferencias en iglesias muy grandes al lado de pastores muy renombrados.

Algunas veces yo noto ciertos métodos o ciertos enfoques que sus iglesias están usando. Yo veo que la gente acostrumbra gravitar alrededor de ciertos ministerios y me siento tentado a imitarlos, pensando, “Yo debería tratar eso. Tal vez yo podría hacer que más gente viniera a mi iglesia si hago 10 que ellos están haciendo”. Pero el Señor me dice, “No te atrevas a hacerlo”.

Si yo trato de imitar a otros, yo no voy a cumplir el propósito específico ni la visión que Dios me ha dado y no voy a contar con toda la bendición de Dios. De hecho, Dios dice, “Yo no voy a bendecir aquello que sea creación tuya. Yo vaya bendecir todo aquello que es creado por Mí”.

Debemos ser verdaderos hacia nuestras propias visiones. Cada uno de nosotros debemos medir el éxito de nuestras visiones a través de la tarea que Dios nos ha asignado.

Debemos hacernos esta pregunta a nosotros mismos: ¿Acaso estoy haciendo lo que Dios me dijo que hiciera?

Entrometiéndose en los Pensamientos de Nuestros Deseos Personales
Otra razón por la cual las gentes no son específicas acerca de sus visiones es que se encuentran atrapadas en la trampa de estar pensando sólo en sus deseos personales.

Sus sueños no van más allá de ideas vagas acerca de lo que a ellos les gustaría hacer “algún día”. Pero el hecho de soñar es sólo el comienzo de la visión. Deberíamos tener voluntad en lugar de tener sólo deseos.

En otras palabras, en lugar de sólo desear que las cosas se pongan mejor, debemos hacer resoluciones concretas. Tenemos que decir, “Las cosas deben ponerse mejor, y aquí, específicamente, esto es lo que vaya hacer para que suceda”.

Por ejemplo, en lugar de decir, “Yo deseo poder ir a la universidad algún día”, siéntate hoy mismo. Haz cartas a varias universidades específicas, pidiendo solicitudes de entrada, y cuando lleguen, comienza a llenar esas solicitudes.

En lugar de decir, “Yo deseo que pudiera bajar de peso”, vé a ver a tu doctor, y métete en un plan específico de pérdida de peso. Toma una decisión, y entonces, toma el primer paso.

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