Por Pastor Pedro H Gonzalez
Un saludo amado lector, es mi deseo que haya salud, gozo y paz en su vida y en la de cada uno de los miembros de su familia.
El mundo entero se ha venido acostumbrando a una cuarentena obligada y la economía mundial se va enterando del impacto que sobre ella produce una para de tal magnitud. Hoy nos damos cuenta que somos completamente interdependientes y se comprueba que el aleteo de una mariposa en México produce vientos en China, también hemos comprobado literalmente que cuando
China estornuda al mundo le da gripa.
Ya no podemos alardear de ser independientes, el planeta nos ha mostrado con dureza que estamos mas conectados de lo que pensábamos y hemos empezado a repensarnos como lo que en verdad somos, una aldea global, aun persisten las fronteras trazadas por el hombre pero sabemos por la experiencia que hay cosas que no tienen distingos de raza, credo, sexo o política.
Hemos estado un mes y alguito mas encerrados, en algunos casos sin trabajar y sin percibir salario en otros casos pero también de esta forma hemos comprobado que de nada sirve afanarnos ya que Dios no se olvida de sus criaturas.
Lentamente avanzamos al final de la cuarentena, los números en rojo que nos recuerdan las bajas que ha ocasionado en las familias el bicho que ataco la humanidad, han venido cediendo, no sin dejar una huella de dolor que afecta tanto el corazón como el orgullo y la arrogancia, pero todavía no es el fin, no podemos bajar la guardia, un poquito más y me veréis dice El Señor.
Me pregunto ¿cuántas lecciones de verdad hemos aprendido de todo esto? Quien saldrá de su casa una vez que la cuarentena sea levantada del todo? Que tipo de familia vamos a encontrar al final de este asunto? Habremos crecido en algo o solamente habremos subido de peso?
Hoy escribo para notificar a los grandes emporios económicos que aunque se crean poderosos de nada sirve el dinero si no hay gente que se mueva, que compre, que gaste un dólar más, un peso más.
El mundo ha respirado, a sombrerazo limpio pidió su tiempo, algunos abrimos los ojos a una nueva realidad pero aun la vemos como quien está recién despertando, con visión borrosa y distante. No hemos salido del todo y aun tampoco sentimos los efectos del golpe. Pero el ser humano ha demostrado ser muy resiliente, hemos atravesado toda clase de dificultades unas incluso creadas por nosotros mismos, diría que casi todas. Seguiremos de pie, seguiremos soñando, seguiremos vivos, avanzando, creciendo, sonriendo, abrazando, amando y desde luego errando y cayendo para seguir levantándonos.
Dios sigue en el trono, inmutable, sin parpadear siquiera, esto ya estaba en sus números, nada se escapa de su voluntad.
La pregunta es si seguiremos insistiendo en el mismo camino que va en contravía de la voluntad del creador? Si persistiremos en la arrogancia y la soberbia? El gobernador de New York dijo que los números allí han ido cediendo y negó enfáticamente que Dios tuviera algo que ver en el asunto, o que la fe tuviera que ver en el asunto, el dijo que el dolor había logrado eso, pero se olvida que aunque eso fuera cierto, el dolor es parte del diseño. Sin dolor el leproso se ve despedazado y ni siquiera lo percibe.
Yo espero que nos haya dolido y que el dolor deje una huella tan fuerte que nunca la lección sea olvidada. Mordimos el polvo, nos dimos de cara contra el planeta, supimos lo que es perder seres queridos, en la impotencia de no alcanzar a despedirlos. Vimos colosos caer y aun nos da el tiempo para escuchar las palabras arrogantes y soberbias de personajes como Andrew Cuomo.
Seria importante, necesario casi, que reflexionáramos sobre lo frágiles que somos y lo hinchado de nuestro ego colectivo. Aun no sabemos todo lo que hay detrás del bicho, no conocemos los intereses detrás del asunto, pero sabemos que nunca como raza podremos ser derrotados por una sola razón. Dios nos ama. Es su amor el que nos sostiene, es su amor el que nos mantiene, es su amor amados lo que nos permite seguir de pie en medio de la adversidad.
Dios empezara a dosificarnos la verdad que hay detrás de todo esto, el va a sacar a la luz lo que esta escondido. Gracias a que hay una iglesia que se para en la brecha, que ora con intensidad y que no retrocede. Este es el tiempo de reconocer la posición de la iglesia y de que los líderes, los verdaderos líderes espirituales se levanten como faro en medio de la noche para alumbrar el camino. Somos luz del mundo y sal de la tierra. Empecemos a actuar como tal.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
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Le esperamos.