Por Pastor Pedro H. Gonzalez
Cada vez que me pongo frente a mi computador para exponer un mensaje que pueda traer luz a un corazón, no dejo de ver esta tarea como algo fundamental porque si hubiera cuando menos una persona que pudiera ser iluminada por la verdad del reino y entrara en los modelos y diseños de Dios, gracias a lo que aquí se escribe en una acción conjunta del Espíritu Santo trayendo inspiración y revelación a quien escribe e iluminación a quien lee, entonces la tarea impuesta es de la más vital importancia.
El tema de la fe pasa necesariamente por el nivel de entendimiento que se tenga de Dios, de Su carácter, de Sus virtudes y de quien es El. Uno puede saber claramente el entendimiento y conocimiento que una persona tiene de Dios al escuchar la forma en que esa persona se refiere a Dios.
Por ejemplo si alguien dice Padre nuestro que estás en los cielos; esa persona está dejando sentado la distancia que se ha establecido entre Dios y el que así habla. Cualquiera me dirá pero es que Jesús dijo Padre nuestro que estás en los cielos luego es válido decirlo nosotros también. Solo quisiera llevarlo a pensar que hubo un Jesús histórico, sufriente y muy humano venido con un propósito, específico en mente y el cual alcanzó de forma plena, ese propósito fue el de dar a conocer a Dios como Padre, Para el cumplimiento de ese propósito, El que era en forma de Dios no tuvo aquello como algo a que aferrarse sino que se despojó a sí mismo y se hizo siervo y murió para resucitar al tercer día, pero eso es visto por el grueso de la gente como algo religioso y no alcanza nada cuando se ve de esa forma.
Ese Jesús histórico y sufriente fue el que dijo Padre nuestro que estás en los cielos, pero una vez que muere y resucita entonces pasa de ser el Jesús histórico y sufriente a ser el Mesías triunfante; el que se imparte en cada hijo y de esa manera elimina la distancia existente entre el cielo y la tierra.
Colosenses 1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
Dicho esto, porque seguir hablando de Dios como un Padre lejano y distante si Él mismo decidió impartirse, es decir buscar un sitio en cada uno de los hijos, de los elegidos, de los conocidos, de los predestinados, de los justificados y de los glorificados (vea Romanos 8:29)
Así que conocer esta verdad nos cambia completamente en varios sentidos. Primero nos da identidad, ahora somos hijos, segundo nos posiciona, ya no hay distancias con Dios, El nos hizo cercanos, habiéndose buscado un sitio en nuestro corazón.
Ya no podemos considerarnos como distantes o separados de Dios, esa es una posición para los que están en Adan, caídos en una naturaleza que no tenía identidad, ciudadanía, Dios ni patria y que vivía sin ley el mundo, pero ahora en Cristo, estando ya presente Cristo nuestra posición cambia, desde luego que el requisito para que esto ocurra es estar en Cristo.
Yo se que estoy retando muchas de las cosas que hasta ahora hemos conocido y creído pero eso también es resultado de la venida del Jesús sufriente. Modificar o reformar todas las cosas. Si permitimos las siglas A.C (antes de Cristo) y D.C. (después de Cristo) sea solo unas letricas en los libros de historia estaremos ante un error histórico, pero si comprendemos que eso pasa de los libros a una esfera de entendimiento renovado, habremos dado el salto cualitativo y a una nueva identidad de poder y libertad.
Amado lector si lo que le he mostrado hoy cobra algún sentido para usted y quisiera aprender más, solo deme una llamada y tendré el placer de guiarlo en un método específicamente diseñado por El Padre para el propósito de darse a conocer como tal.
Solo atrévase a conocerlo de una forma más íntima y personal le aseguro que no se arrepentirá y nada tiene que perder sino muchísimo por ganar.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
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