El peso de la primera impresión
¡Hola queridos lectores!! Este es un tema que en lo personal me ha costado mucho entender primero porque soy mamá de dos adolescentes y segundo porque de acuerdo a mi cultura una buena madre atiende a sus hijos, está con ellos, los apoya incondicionalmente, les perdona todo, les facilita la vida, les da todo con mucho sacrificio y en ocasiones hasta se endeuda por cumplirles los caprichos.
Confieso que aunque siempre quise encajar en cada una de las exigencias había algo en mi interior que no quería hacerlo y que cuando lo hacia sentia una sensacion de que algo estaba mal.
Fueron muchos años de una batalla interna que se volvía más difícil porque siempre me sentía juzgada así que decidí emprender una búsqueda personal para sanar esa sensación de ser una madre a medias.
En esa búsqueda me tope con muchas anécdotas de otras madres que sufrían igual que yo por no entender a sus hijos, madres desesperadas que hacían de todo para volverlos al camino, hacerlos regresar a la escuela, tratar de hacerlos más responsables y al final solo había mas decepción y mas vacio.
Cuando mis hijas y yo enfrentamos una situación queria hacerles entender que lo que hacían no era lo mejor o que por lo menos había mejores formas de enfrentar problemas o tomar decisiones, me enloquecía saber que cometen error tras error y sentía que todos los sacrificios que yo había hecho por ellas habían sido en vano, siempre esperaba algo mejor, algo más de ellas.
Creía que quería sentirme orgullosa de lo que ellas podían lograr hasta que me di cuenta que en realidad quería sentirme orgullosa de mi, quería que todos vieran que había hecho un trabajo excepcional con mis hijas y que ellas eran el reflejo mío y de los sacrificios que había hecho y ese fue el gran error.
Hasta hace poco pude entender ese dicho de “ Los hijos son prestados” y es que yo entendía que eran prestados porque un día, muy lejano, se casarían y harían sus propias vidas (que por cierto es una idea ya bastante prehistórica) pero no es así.
Son prestados porque nosotros nos encargamos de amarlos, educarlos, inculcarles valores y darles las herramientas que los harán fuertes para que un día puedan volar sin nosotros, para que no nos necesiten cada vez que algo se les complique, damos sin esperar recibir nada. Si es su deseo puedan volver pero no porque es un mandato cultural sino porque es un deseo de su corazón. Entendi que entre mas fuertes e independientes sean mis hijas mejor trabajo habre realizado. Hoy en día no deseo que mis hijas sean mujeres emocionalmente dependientes, quiero que sean mujeres fuertes que trabajen por sus sueños y sus deseos aunque sea lejos de mi.
Entendí que los errores que cometen mis hijas no son tan graves si saben aprender de ellos y que en realidad no son un reflejo de lo que yo soy porque ellas son dueñas de sus decisiones y su destino, que no puedo enseñarles a ser fuertes si antes no dejo que se caigan un montón de veces y que puedo apoyarlas a que se levanten tantas veces sea necesario para que sigan creciendo.
El amor solo puede ser manifestado cuando hay libertad en todos los sentidos y deseo que mis hijas aprendan el valor del respeto para con todos y que vuelvan a casa cuando lo necesiten y no por el compromiso de cumplir.
Espero que mi experiencia personal le sirva de algo si tiene alguna duda o comentario comuniquese conmigo a divandenver@gmail.com