Por Enrique Monterroza
Esta ¿Te ha pasado que a veces necesitas un milagro de Dios para cambiar todo el panorama que se te presenta?, y es que a veces nos toca enfrentar situaciones que no tienen otra salida más que esperar a que Dios mueva su mano Poderosa y cambie todo lo que hasta ese momento parecía difícil de cambiar.
Pueda que una enfermedad, un problema familiar o la necesidad de provisión te hayan llevado a depender solamente de Dios para resolver esa situación, no hay otra forma de resolverlo, humanamente es casi imposible hacer algo, solamente estas a la espera de que Dios entre en acción y cambie todo aquello que hasta ese momento no tenia solución.
Pero tenemos que entender algo: Nuestra confianza en Dios no depende de lo que nos dé o nos vaya a dar, tampoco depende de una respuesta a nuestro favor, más allá de lo que Dios pueda darnos o no, nuestra confianza en El no tiene que ser negociable.
Y es que a veces creemos que por ser hijos de Dios, El tiene la obligación de responder a todos nuestras peticiones y caprichos. Pero yo no encuentro en ningún parte de la Biblia en donde diga que Dios está obligado a responder a todas, absolutamente a todas nuestras peticiones.
Dios trabaja en un ambiente diferente al nuestro, sus tiempos no son nuestros tiempos, muchas veces nuestra voluntad, no es su voluntad y eso tenemos que entenderlo, porque si no logramos comprender eso, nuestra fe será muy débil y cualquier tormenta nos hundirá.
Quizá Dios conteste tu petición, pueda que a lo mejor en algunos casos va a tardar o quizá simplemente no la conteste.
Pero aun cuando Dios no conteste todas nuestras peticiones, por muy importantes que nosotros creamos que esa situación es, tenemos que seguir confiando en El, porque nuestra fe no depende de lo que El nos dé, sino de lo que El es.
La mayoría de nosotros tendemos a defraudarnos cuando aquello que tanto dolor nos está causando no cambia. Quizá le pediste a Dios con todo tu corazón que obrara en esto o aquello y Dios simplemente, no respondió de la manera que tú hubieras querido. ¿Acaso dejaremos de confiar en El solo por eso?, ¿Qué sería nuestra vida sin Él?, ¿Podemos acaso juzgar sus designios?, ¿Podemos enfadarnos con Él con algún resultado positivo a nuestro favor?, absolutamente NO.
A veces quisiera tener un don precioso de que todo lo que le pidiera a Dios me lo diera instantáneamente. Pero a través del tiempo he comprendido que Dios no es mi criado, que El no está obligado a responderme como yo quiero y cuando yo quiero. Aun cuando yo considere que aquello que le pido es súper importante. El simplemente no está obligado a responder como yo quiero, sino que lo hará cuando El crea que es el momento preciso para hacerlo.
Nuestros tiempos son apresurados, pues nosotros medimos el tiempo a base de un reloj, Dios no lo mide a través del reloj nuestro, sino que lo mide a través de lo positivo que en su tiempo traerá la respuesta a esa petición.
Dios examina el panorama, ve si contestar nuestra petición traerá para nosotros un crecimiento espiritual o un provecho para nuestra vida y nuestra fe, pero si El detecta que contestar esa petición hará que nos volvamos orgullosos, desagradecidos o simplemente no valoraremos esa respuesta como una obra hermosa de Dios, entonces, Dios simplemente espera el momento en el que nosotros estemos preparados para recibir esa respuesta.
Quizá dentro de un tiempo seremos capaces de valorar esa respuesta, quizá nuestro corazón estará listo para entender los propósitos de Dios para con esa respuesta, pueda que todo nuestro panorama será el perfecto para que podamos ver lo que en su momento no veíamos a través de esa respuesta.
Y es que Dios es Sabio, y no hay duda alguna de eso, nosotros vemos las cosas con nuestros ojos humanos, nuestra vista es limitada, medimos la bendición por el tiempo y el espacio y no por la consecuencia espiritual que ella trae.
Quizá lo que para nosotros es importante, para Dios sea un medio por el cual nos capacitara en la difícil materia del “ESPERAR”.
Personalmente tengo peticiones que vienen conmigo desde hace muchos años, a veces me he preguntado si es que Dios me las responderá o si simplemente no lo hará, y no es que El no tenga el poder para hacerlo, porque poder tiene para hacer cualquier cosa. Pero Dios me conoce, el mejor que nadie conoce mi corazón, sabe cuáles son mis necesidades primarias y trata de satisfacerlas, pero hay otras necesidades que para nosotros son “primarias” pero pueda que para Él no lo sea, y cuando las cosas son así, lo único que puedo pensar es: “Señor tu sabes lo que es mejor para mi vida”.
Aun cuando aquello me duela, aun cuando el esperar no sea mi fuerte, aun cuando quisiera que las cosas se resolvieran hoy mismo, no puedo dejar de CONFIAR en Dios solo porque no recibo una respuesta rápida o solo porque no me responde de la forma que yo quiero.
He aprendido a aceptar los designios de Dios, aun cuando a veces me cueste y aun cuando a veces me duela. Lo que si sé, es que no puedo dejar de CONFIAR en Él, pues Él lo es TODO en mi vida, sin Él nada soy y sin su aliento de vida no estaría hoy escribiendo esas líneas.
Hoy te animo a que las circunstancias que estés viviendo, sean del color que sean, no te lleven a dejar de CONFIAR en lo que Dios puede hacer.
Tienes que estar seguro que Dios tiene todo bajo control y aun cuando parezca lo contrario, no debes de dejar de CONFIAR en El. Tu fe no depende de una respuesta o de lo que Dios haga en tu vida, tu FE depende de lo que Dios es y Él lo es TODO.
Sus planes son inquebrantables, su tiempo el indicado, su propósito perfecto por lo tanto CONFIA.