• March 28, 2024

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• Un pago más allá de la fe…

Ya se habían tardado. Pero en realidad que gusto me da que en la Iglesia Católica haya tomado esta decisión: no “cobrar” por celebrar ciertos sacramentos, como bautizos, primeras comuniones, confirmaciones y matrimonios. Se acabó cierto negocio para algunas iglesias que, aprovechando la fe y devoción de sus feligreses, tenían un interesante negocio al respecto.

Aun y cuando pudieran argumentar que en la Iglesia también se generan gastos y de alguna manera estas “contribuciones” pudieran ayudar en algo o en mucho a la causa, ahora ya existe la prohibición.

Leía una publicación, que el Papa Francisco había tomado una contundente y polémica decisión, que incluso –dice el artículo-, desata la ira de algunos dentro del Vaticano, por su rechazo al cobro que algunas iglesias hacen por celebrar dichos sacramentos antes mencionado. Es más, se agrega que la salvación ni tiene precio y ni se puede pagar con dinero.

Interesante ¿verdad?

Pero ¿hasta qué punto se va a cumplir con ello? Bueno, nomás lo digo por pura curiosidad.

Es más, reacciones han surgido al mayoreo a través de las redes sociales y he visto, con agrado por supuesto, como líderes de la comunidad de Colorado y si digo líderes me refiero al campo de la fe y ahí se manifiestan a favor de esta decisión del Papa Francisco. Incluso, hasta las gracias le dan por ello. Y aplaudo ello, desde un punto de vista objetivo, más allá si soy o no religioso, porque me he dado cuenta del amor, fe y todos los sacrificios que hacen los padres de familia por hacer un esfuerzo increíble porque su hijo haga la primera comunión, aun y cuando no estén en posibilidades de pagar por ese “servicio”.

Por pura curiosidad de la hable a una amiga, que sé que se casó por la Iglesia Católica y me comentó que, en una de las iglesias de mayor presencia en nuestro querido Estado, le cobraban 2 mil 500 por oficiar la misa de su boda. En otra de menor jerarquía –en cuanto al inmueble mismo-, salía el cobro en mil 500 dólares. “Pero aparte de las clases matrimoniales”, me dijo.

En fin, me agrado saber que el Papa Francisco sigue acercando a sus feligreses con acciones verdaderas, para que su llamado a la fe sea de corazón, convicción y puedan ver realidad ciertos momentos claves en sus vidas sin que tengan que pagar un costo económico por ello.

Quizás habría que ver otras formas de ayudar a las iglesias en la colaboración con recursos para que puedan enfrentar los retos que generen costos, pero ya de eso se encargarán los que saben cómo trabajar estos terrenos y tampoco pueden ser mal vistos.

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