ESTRÉS PANDEMICO
Antes de entrar al tema, iniciaremos con definir que es el estrés.
Se dice que el estrés es el conjunto de relaciones fisiológicas necesarias para la adaptación a nuevas situaciones; es decir, es un sentimiento de tensión física o emocional que provoca reacciones en el cuerpo hasta cierto punto normal y este puede ser positivo, ya que ayuda a evitar episodios de peligro; o negativo, cuando se prolonga por mucho tiempo causando graves daños a la salud física y mental.
La palabra estrés tiene su origen en el término inglés “stress” que significa “tensión” o “presión” y fue acuñado por el médico Hans Selye, en el año 1930.
Desde hace varias décadas ya se había anunciado que el estrés y la obesidad serian los problemas de salud más importantes en el siglo XXI y parece que hoy en día con la aparición sorpresiva de la pandemia de COVID-19, dicho pronostico resulta una realidad.
En un resumen publicado por la Organización Mundial de la Salud el 2 de marzo pasado destacan los siguientes datos:
Se calculó que la pandemia (COVID- 19) había provocado un aumento del 27.6%de los trastornos depresivos y un aumento del 25.6 de los casos de ansiedad en todo el mundo de 2020.
Otros datos publicado por el mismo organismo y que resultan interesantes, señalan que los mayores aumentos de transtornos depresivos mayor (TDM) y trastornos de ansiedad (TA) se encontraron en lugares donde la movilidad de las personas fue menor y donde las tasas diarias de infección fueron más elevadas. Además, de que las mujeres se vieron más afectadas que los hombres, y las personas más jóvenes, especialmente las de 20 a 24 años, se vieron más afectadas que las personas mayores; así como muchos países de ingresos bajos y medianos se contaron también entre los más afectados.
Los datos de la OMS “sugieren que la pandemia han provocado un aumento mundial de los problemas de salud mental, incluidas, de forma generalizada, la depresión y la ansiedad”. “Las personas con trastornos mentales preexistentes también tienen un mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave y morir por COVID-19 y deben considerarse un grupo de riesgo cuando se les diagnostica la infección. En términos generales, los datos indicaron que las tasas de suicidio en la mayoría de los países no aumentaron al comienzo de la pandemia. Sin embargo, hubo indicios de un aumento del riesgo en los jóvenes, y el impacto a largo plazo de la pandemia y la recesión económica asociada en la salud mental y las tasas de suicidio sigue siendo motivo de preocupación, dado el vínculo bien reconocido entre los comportamientos suicidas y las dificultades económicas” “Por último, antes de la COVID-19, solo una minoría de personas con problemas de salud mental recibía tratamiento. Los estudios muestran que la pandemia ha ampliado aún más la brecha de tratamiento de salud mental, y los servicios de salud mental ambulatorios se han visto particularmente perturbados.”
De acuerdo con especialistas en la materia, existe una serie de medidas sencillas que pueden ayudar a un buen manejo del estrés ocasionado por esta pandemia, la que al parecer llego para quedarse.
* Enfocarse a tener pensamientos posivos y basados en la realidad.
* Evitar en los posible noticias relacionadas con la pandemia.
* Atender las recomendaciones de la autoridades sanitaria de su localidad.
* Distraerse con actividades como el ejercicio, y la convivencia familiar.
* Cuidar lo que se come atrvez de dietas sanas.
* Salir de casa solo para lo indispensable.
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus pensamientos”. Buda.