El temor de que surgieran ataques internos hizo que el FBI investigara exhaus?vamente a los más de 25,000 miembros de la Guardia Nacional que protegerían la toma de posesión del próximo presidente de Estados Unidos, el 20 de enero.
En este sentido el Secretario del Ejército, Ryan McCarthy, dijo que a causa de las preocupaciones se repitieron las indagaciones sobre los antecedentes de los militares, que esta vez fueron 2.5 veces más numerosos que en posesiones presidenciales anteriores.
Los estudios realizados al personal no arrojo evidencias de amenazas, señalaron las personas autorizadas, durante ese momento.
No obstante, el FBI efectúa una revisión adicional tratando de despejar los temores existentes.
“Nuestra primera prioridad es proteger a las personas y la propiedad – y la seguridad y el bienestar de nuestro personal de la Guardia Nacional”, dijo el General del Ejército Daniel Hokanson, jefe de la Oficina de la Guardia Nacional.
Un desplazamiento de estas características no tiene precedentes en la historia reciente de EE. UU.
Cabe destacar que no solamente hubo presencia militar terrenal sino que también los cielos estaban monitoriados por aeronaves.
“El volumen de aeronaves, personal y equipo que se vio a través de Andrews no tiene precedentes”, dijo el director de asuntos públicos de la Guardia Nacional Aérea, Teniente Coronel Devin T. Robinson. Los aviadores de la Guardia Nacional estuvieron pilotando un gran número de aviones que fue realmente asombroso y nunca
antes visto en este tipo de eventos de toma de posesión.