Los Broncos de Denver iniciaron su nueva temporada en caos los que los llevo a la derrota en Seattle con una marcador de 17 a 16, el único héroe que queda de aquel lejano Super Bowl 50 Brandon McManus con su pierna pudo llenarse de gloria pero le falto colocación al bombazo de más de 64 yardas que salió de su privilegiada extremidad inferior que, ya había mantenido en la pelea a los de la Milla Alta con tres goles de campo, no podemos siquiera pensar que McManus tiene responsabilidad en esta derrota.
Los causantes de la debacle fue la indisciplina y falta de ejecución en la zona roja de los azul marino, los castigos fueron 12 para 106 yardas y en los viajes dentro de la yarda 20 terminaron con dos balones sueltos desde la uno algo que no se veía desde finales de los años 80s con un equipo de los Jefes de Kansas City llenos de romper huelgas.
En nuevo entrenador de los Broncos tiene mucha culpa en esta derrota por lo anterior y también por algunas decisiones, dos en particular, la primera cuando se la jugó en cuarta oportunidad cuando pudo mandar a su pateador por tres puntos en su lugar dejo a su ofensiva cuando la defensiva de los locales estaba jugando bien y con la afición más ruidosa en plena erupción, la jugada termino en uno de los balones sueltos.
La segunda fue quitarle el ovoide a su mariscal de campo en otra cuarta oportunidad cuando el juego estaba en la línea y se requería un primero y diez para poner en mejor posición a su pateador que termino fallando el gol de campo del gane, todo esto parece contradictorio por lo que les decía en el párrafo anterior con la diferencia que la ofensiva esta jugando mejor, aunque si me preguntan yo también hubiera mandado a McManus.
Hay cosas positivas que tenemos que destacar, Russell Wilson jugo bien y demostró que conforme pasen los juegos la maquinaria de Denver entrara en ritmo y esperemos que esto venga de la mano con madures de su entrenador que se le noto lo novato sin decir que por alguna razón dejo mucho fuera del emparrillado a su mejor corredor que estaba promediando 6.1 yardas por acarreo.
Lo que sigue para los Broncos es recibir en casa a los Texanos de Houston que pueden sonar como una víctima fácil pero si se siguen con los errores tontos pueden darle vida a un equipo que lleva en el inframundo en los últimos años.