Extracto del libro
“Los Principios y el Poder
de la Visión”
Por Dr. Myles Munroe
Lo que acabamos de leer acerca de Pablo no es la historia de un hombre que no tenía ningún otra cosa mejor que hacer con su tiempo o que no tenía otras mejores opciones en la vida. Pablo fue envidiado por los mejores. El tenía tremendas credenciales académicas. El tenía gran poder en la comunidad religiosa, y podía haber sido un fariseo muy prominente. El también pudo haber tenido una vida muy fácil. Su padre era un hombre de negocios y un ciudadano romano, y Pablo nació con esa ciudadanía. El estaba tan preparado para ser exitoso que él podía haber tenido éxito en cualquier categoría o en cualquier profesión. El realmente podía haber sido una historia de éxito de primera clase. Sin embargo, Pablo dijo, “Yo voy a la cárcel, yo voy a recibir latigazos, yo voy a atravesar una multitud de problemas porque la visión que Dios me enseñó es más importante que cualquier otra cosa en mi vida.
La fidelidad a la visión es una de las marcas de su legitimidad.
Si alguien que ha tenido el respeto de todos en la comunidad y que podía haber tenido el tipo de trabajo que él hubiera querido, estaba dispuesto a pasar por todo esto, él tenía que haber tenido una visión. ¿Acaso tú puedes poner esa lista de tribulaciones detrás de tu nombre y decir que has pasado por todo lo que Pablo pasó por causa de tu visión? Pablo fue dirigido y estaba determinado a servir a Cristo Jesús. Previamente, él había estado buscando
perseguir a la iglesia, pero ahora él estaba dispuesto a pasar por persecuciones por la causa de Cristo Jesús. ¿Por qué? Porque él tenía muy clara esta visión. En Hechos 26, Pablo se encuentra en medio de un juicio ante el rey Agripa. A medida que él le contó al rey acerca del propósito que Cristo Jesús le había dado en el camino a Damasco, él hizo una declaración que es muy importante con relación a la gente que tiene visión:
Yo entonces dije: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti; librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.” (Hechos 26:15-18)
Pablo resumió su relato por medio de decir, “Por consiguiente, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial” (v. 19). El dijo que Dios le había dado a él una clara visión que lo guiaba, la cual era el predicar el Evangelio a los gentiles, y que él no era desobediente a esa visión. El reiteró esta visión a Timoteo: “Y para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo la verdad en Cristo, no miento) como maestro de los gentiles en fe y verdad” (1a. Timoteo 2:7).
Pasión significa que lo que yo creo es mucho más grande de lo que yo veo.
Pablo sabía cual era su propósito en la vida, y esto era lo que lo mantenía avanzando en medio de todas sus luchas. Cuando tu visión viene de Dios, nada puede detenerte. No importa si la gente habla acerca de ti. Incluso, tú puedes ser parte de un naufragio, puedes ser golpeado y morirte de hambre si tú estás decidido a cumplir tu visión. ¿Por qué es que Pablo seguía levantándose cada vez que lo apedreaban? El sabía que tenía que ir a los gentiles en obediencia a la visión y mandamiento que había recibido de Dios. La visión es la fuente de la pasión.
La Pasión por la Visión Vence Toda Resistencia
Si tú vas a llegar a ser aquello que tú ves en tu mente, si tú vas a ir en pos de aquello que está en tu corazón, créeme, no va a existir resistencia suficiente. La única manera de vencer esa resistencia es teniendo pasión por tu visión. Cuando tú estás verdaderamente apasionado acerca de tu sueño o visión, tú puedes mantenerte bien firme cuando vienen las tribulaciones. La persistencia te va a mantener moviéndote hacia delante, pero tú necesitas pasión para alimentar tu persistencia.
La pasión es un deseo que es mucho más fuerte que la muerte. Tú no puedes dormir, comer, o detenerte hasta que tú lo satisfaces. Si tú puedes dejar de hacer lo que estás haciendo y aun así seguir sintiéndote contento, entonces tú no eres apasionado acerca de ello. Si tú puedes desanimarte cuando alguien te dice que no o cuando el banco te rehusa dar dinero, entonces, tú no tienes pasión. La pasión encara cada problema. Dice cosas como estas: “Tú puedes decir ‘No, pero yo sé que realmente significa ‘Espera un poco”. “Aunque tú no has accedido a mi idea en este momento, lo harás más tarde”. “Aunque tú me detengas ahorita, eventualmente voy a saltar este muro”. “Si tú me matas, me voy a levantar y lo voy a hacer otra vez”.
Una persona apasionada se levanta por la mañana y dice, “¡Buenos días, Señor! ¡Aquí estoy! Gracias por otro día que me va a llevar un paso más cerca de donde quiero ir”. La pasión significa que, no importa qué tan difíciles sean las cosas, lo que yo creo es mucho más grande de lo que yo veo. Es una urgencia que está mucho más profunda que cualquier resistencia que pueda encontrar. Es un objetivo a ganar que es mucho más grande que el deseo de detenerse y rendirse.
La gente se detiene demasiado pronto. Ellos no llegan a ganar porque ellos se rinden cuando caen la primera vez. ¿Acaso tú también te rindes ante la más mínima resistencia? Recuerda que la pasión dice, “Tú te puedes rendir, porque no me voy a detener. Si tú me tiras, yo me voy a levantar. Si tú me tiras otra vez, me voy a levantar otra vez. Voy a seguir levantándome hasta que tú te canses de tirarme”. ¡Levántate y sigue adelante! No hay vida si no hay pasión. En Romanos, 1:14 Pablo dijo, “Estoy obligado” a hacer toda la obra que Dios me dijo que hiciera. El sólo tenía que hacerlo. Era la voluntad de Dios para su vida, y él estaba “ansioso de predicar el Evangelio” (v. 15). El no podía esperar para hacerlo. Una persona de pasión siempre va a estar ansiosa para realizar su visión.