• November 22, 2024

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La historia de Fátima… Decriticada a perdonada

Por Enrique Monterroza

Fátima era un chica muy linda físi- camente y con una espiritualidad la cual muchos admiraban, apenas

tenia 18 años pero espiritualmente y emocionalmente era muy madura, era una chica muy pretendida por muchos chicos de su congregación pero sin em- bargo ella tenia su mente puesta en ser- vir nada más a Dios y en su tiempo él le daría a la persona indicada.

Los años pasaron y Fátima llego a ser una líder muy querida en su congregación, su estado de soltera le daba la oportuni- dad de servir en toda clase de actividad y dar todo su tiempo libre para la obra del Señor, se podía decir que Fátima era un ejemplo a seguir de una chica en- tregada totalmente a Dios.

Pero sucede que hasta las personas más entregadas a Dios son tentadas en mo- mento determinado y fue así el caso de Fátima:

Había un chico nuevo y de buen parecer en su Iglesia, que aparentaba mucha es- piritualidad y que rápidamente se gano la confianza de todos. Este chico quedo impresionado por la belleza de Fátima y por el rol que ella desempeñaba, supo que ella nunca había tenido novio y que estaba esperando a la persona indicada.

Pero lo que pasaba era que realmente muchas veces vemos rostros, pero no conocemos bien a las personas, este chico no era tan espiritual como se veía, ni mucho menos traía consigo buenas intenciones, fue así como con su apa- riencia de espiritual fue acercándose y frecuentando a Fátima hasta el punto de emocionarla y confundirla en sus sentimientos.

Fátima nunca había recibido tantos elo- gios y atenciones, menos si provenían de alguien que mostraba mucha “espiritu- alidad”, Fátima pensó haber encontrado al chico que ella siempre había esperado y este chico se aprovecho de eso, fue así como al poco tiempo comenzaron un noviazgo.

El noviazgo comenzó como todos, muy respetuoso y “bonito”, pero este chico tenia intenciones malas, él solo buscaba robarle lo más preciado a Fátima sin que ella se diera cuenta de ello.

Fue así como de pequeños besos y abra- zos pasaron a caricias fuera de lugar y a momentos de pasión desenfrenada. Fátima se sentía mal por lo que sucedía, pero era obvio que su carne que había estado limitada mucho tiempo era fácil- mente seducida.

Después de algunos meses de está for- ma, Fátima había caído en su ritmo es- piritual y en su servicio, ya no era la mis

ma de antes y es que el mismo dolor de saber que practicaba actos deshonestos la llevaba a limitarse de servir o hacer algunas cosas que antes libremente hacia.

Un día sucedió lo que este chico bus- caba, Fátima sin pensarlo realmente se entrego a él, no sabemos en que estaba pensando, una chica tan bonita y espiri- tual ahora estaba cometiendo un error que traería duras consecuencias.

Después de ese día ese chico ya no la busco más, pues había conseguido lo que andaba buscando, la repudio, de- sapareció, no llego más a esa Iglesia y Fátima quedo destrozada, no alcanzaba a entender como había sucedido todo.

Apenada, con mucha vergüenza y con un animo muy bajo Fátima busco refu- gio en lo que había sido su vida los úl- timos años, busco nuevamente a Dios, se arrepintió de corazón y volvió a em- pezar. Pero lo que Fátima no sabia aun, es que aquel momento de desenfreno pasional le había dejado un resultado para siempre, ella estaba embarazada.

La congregación al darse cuenta de lo sucedido critico duramente a Fátima, todos la miraban mal, hablaban a sus espaldas, los amigos que por años habían estado cerca de ella se alejaron, parecía que ella tenia lepra o algo simi- lar porque todos trataban de alejar se ella, Fátima sintió el desprecio y le dolió mucho en el corazón, pues nunca espe- ro tal reacción de aquellos que decían amar a Dios.

Lastimosamente nosotros vivimos en una cultura cristiana que critica dura- mente a los que tropiezan o cometen errores, es duro reconocerlo pero a vec- es decimos amar a Dios y no mostramos ni siquiera compasión por aquellos que han cometido errores. Vivimos juzgán- dolos duramente, pasando de largo sin extenderles la mano y a veces hasta cruelmente pisoteando a los caídos, es así la cultura del “perfeccionismo” sin dar- nos cuenta que todos podemos estar en ese lugar de una u otra forma en algún momento de la vida.

La Biblia dice: “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación.” Gálatas 6:1 (Nue- va Traducción Viviente). Lo menos que muchos hacemos es tratarlos con ter- nura y humildad, los tratamos como que si fueran inferiores a nosotros sin darnos cuenta que nosotros a veces hemos co- metido errores mayores que nadie se ha dado cuenta.

Y es que en la Iglesia abundan los que se creen perfectos, aquellos que creen que nunca pecan y solo con pensar eso ya están pecando de soberbia, la Biblia por eso nos aconseja: “Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en hacerlo.” 1 Corintios 10:12 (Traducción en lenguaje actual).

Lo que realmente deberíamos hacer cu- ando alguien ha tropezado o cometido errores como el de Fátima u otros, es perdonarlos, consolarlos   y   extender la misma mano que Dios le extiende a aquellos que se arrepienten de corazón. Por eso la Biblia nos enseña la forma de cómo debemos actuar frente a las per- sonas que comenten errores: “No ob- stante, ahora es tiempo de perdonarlo y consolarlo; de otro modo, podría ser vencido por el desaliento. Así que ahora les ruego que reafirmen su amor por él.” 2 Corintios 2:7-8 (Nueva Traducción Vivi- ente).

Fátima no recibió eso y con mucho do- lor tuvo que salir de ese lugar en donde solo recibía criticas y desprecios, fue consolada en una nueva Iglesia en donde le extendieron la mano, donde no apoyaron lo que había hecho, pero la aceptaron porque tienen muy claro que Jesús vino por los necesitados y no por lo que se creen perfectos.

El bebe nació y alegro mucho la vida de Fátima, pues ese retoño no tiene la culpa de nada, Fátima se fortaleció y pronto llego a ser mejor de lo que antes fue, pues tuvo a su lado una verdadera familia espiritual, que a pesar de sus er- rores creyeron en ella, la perdonaron, la consolaron y la trataron con amor y cómo resultado de ello Fátima llego a ser una de las lideres más prominentes de su país, dando testimonio a grupos enormes de jóvenes, hablándoles de la importancia de mantenerse puro para Dios en base a su experiencia dolorosa pero con un final bellísimo.

Fátima ahora está felizmente casada con un hombre que la valoro desde el primer momento y que adopto el papel de padre del hijo de Fátima, es un hom- bre de Dios que la ama con nunca nadie la amo, ahora Fátima es feliz a su lado y juntos viajan a diferentes lugares com- partiendo la Palabra de Dios.

¿Cuántas Fátimas hay en las Iglesias que lejos de perdonarlas y ayudarlas a salir adelante le damos la espalda o las criti- camos duramente?, ¿Cuántas Fátimas hubieran llegado a ser muy usadas si tan solo las hubiéramos ayudado a salir ad- elante?

Si bien es cierto que hay pecados que se cometen que parecieran difíciles de perdonar, debemos entender que eso no nos corresponde a nosotros dictar, es Dios quien decide perdonar y por lo tanto nuestra tarea es extender la mano al caído y levantarlo.

Dejemos de criticar a los que fallan, de- jemos de pisotear a los que caen, de- jemos de aislar a los que cometieron errores, dejemos de dar la espalda a los que cometieron pecados públicos, en su lugar perdonémoslos, consolémoslos, extendámosle la mano, mostrémosle el amor de Dios, restaurémoslos y enton- ces lo que nosotros sembremos en ellos pronto dará frutos sorprendentes.

La voluntad de Dios es que podamos amarnos los unos a los otros y que nos ayudemos en este peregrinaje hacia la vida eterna, perdonemos en lugar de criticar.

¿Tú que estás haciendo?, ¿Criticando o perdonando?

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