Debes Usar Persistencia para
Poder Realizar la Visión
Extracto del libro
“Los Principios y el Poder
de la Visión”
Por Dr. Myles Munroe
¿Cómo es que Jesús venció todo esto? ¿Cómo es que El tuvo éxito en Su visión? ¿Cómo es que El terminó toda la obra que el Padre Lo había mandado a hacer cuando El enfrentó toda esta oposición? Jesús fue capaz de permanecer tranquilo a través de todas estas pruebas porque lo que El tenía en Su corazón era más grande que todas las amenazas, acusaciones y más grande que todos los insultos. El sabía cómo perseverar con un sueño. De la misma manera, la visión en tu corazón necesita ser más grande que cualquier oposición que venga en contra de ti, para que tú puedas persistir en el propósito de tu vida.
El Destino Demanda Diligencia
El destino demanda diligencia. Yo recomiendo que tú escribas esta declaración en una hoja de papel y que la pongas donde tú puedas verla cada día. Si tú estás a punto de rendirte después de un par de peleas, tú nunca vas a ganar. La persistencia es el deseo de permanecer firme en contra de cualquier oposición. Cada vez que vengan los obstáculos, la persistencia responde con actitudes como estas: “Mejor tú te vas a tener que rendir, porque yo no me voy a detener”. “Quítate de mi camino, porque voy hacia delante”. “No importa lo que yo pierda, todavía seguiré siendo yo mismo, así que, ¡hazte a un lado!” La persistencia le dice a la vida lo que [acob le dijo al Señor: “No te dejaré hasta queno me bendigas” (Génesis 32:26).
Nehemías pudo haber detenido su trabajo en el muro de Jerusalén debido a todos los problemas, chismes y burlas, pero él fue persistente. El estaba determinado a cumplir su visión. Tú nunca vas a ser exitoso a menos que tú tengas el espíritu de persistencia, La persistencia significa que:
• Tú insistes en tener aquello que estás buscando.
• Tú te paras firme en contra de la resistencia hasta que tú has acabado con toda la resistencia.
• Tú haces que la gente que ha estado peleando contra ti se canse tanto que, o se convierten en tus amigos, o te dejan en paz.
• Tú sólo te detienes una vez que has terminado todo.
Las personas persistentes nunca toman un no como respuesta cuando se trata y tiene que ver con sus visiones.
¿Qué tanto quieres tu visión? Jesús contó una historia acerca de una mujer persistente. Ella apeló incansablemente ante el juez por su petición de justicia hasta que él dijo, básicamente, “[Dénsela a ella!” (Favor de ver Lucas 18:2-8.) Dios quiere que tú hagas lo mismo. El quiere que tú digas, “Vida, esto me pertenece”. Y si la vida rehusa dártelo el día lunes, regresas el martes, y le dices, “Esto me pertenece”. Si la vida dice no el día martes, regresas el miércoles, y le dices, “[Esto me pertenece!” Si la vida dice no el jueves, regresas la mañana del viernes, y le dices la misma cosa, y sigues así.
La vida eventualmente va a decir, “Aquí está, [tómala!” Entonces, tú le puedes decir tranquilamente, “Muchas gracias”. Muchas gentes pierden porque ellos se rinden cuando la vida les dice no la primera vez, pero la gente persistente es la que gana. Ellos nunca aceptan un no como respuesta cuando tiene que ver con las visiones.
Mantente en la Pelea
Una vez, cuando yo me estaba quedando en un hotel en Israel, yo no podía dormir porque yo no estaba acostumbrado a la diferencia del horario. Como a las dos de la mañana, yo estaba viendo una pelea de box en la televisión. Era una pelea a doce rounds o a doce asaltos por un título mundial, y el boxeador de México estaba dándole una paliza al boxeador de Estados Unidos. Cada vez que el boxeador de los Estados Unidos se movía hacia delante para pelear, el otro boxeador le pegaba duro.
Pelea hasta que tú sientas el gozo de la victoria.
Para el sexto round o sexto asalto, el boxeador de los Estados Unidos estaba recibiendo una paliza muy fuerte, y al final de ese asalto, él llegó tropezándose a su esquina, se sentó en su banquillo y se aflojó corno si fuera un saco lleno de papas. Entonces, yo vi que sucedió algo. En segundos, varios hombres fueron a trabajar con él.
Uno acercó una cubeta de agua y se la echó encima. El otro tomó una esponja empapada en agua y se la exprimió en toda la cara. Otro aplicó ungüento para aliviar sus heridas. Todos estos hombres le estaban hablando al mismo tiempo, y ellos le estaban dando masaje a medida que ellos hablaban. Y aun cuando él estaba siendo apaleado, ellos le estaban diciendo, “[Tú puedes hacer esto! Tú puedes volver a salir para el siguiente asalto. ¡Tú eres fuerte! [Tú eres mejor que él!” Uno de los hombres dijo, “Usa tu gancho izquierdo, ¿me oyes? Usa tu gancho izquierdo. El es lento con la izquierda. Tú puedes pegarle con esa izquierda”. Después de dos minutos, el boxeador saltó, diciendo, “¡Sí, oh, sí!” El salió de su banquillo y todo cambió para el séptimo asalto. ¿Adivinen quién ganó la pelea? El boxeador que estaba a punto de rendirse en el sexto asalto ganó la pelea y recibió el premio. Había sangre por todos lados, pero debajo de esa sangre estaba el campeón. Cuando él ganó esa decisión, todas sus fuerzas regresaron. El corrió por todas partes gritando. Cuando tú ganas, tú te olvidas de todos los golpes que tú recibiste durante la pelea.
Algunas veces, tú vas a ser golpeado bastante feo en la vida, pero debes permanecer en la pelea. Pelea hasta que llegues a sentir el gozo de la victoria. Cuando tú piensas que vas a perder, y tú te regreses a esa esquina de tu vida, el Señor va a venir y va a derramar el agua fresca de Su Palabra sobre tu cabeza. El va a tomar el ungüento y la unción del Espíritu Santo y va a sanar tus heridas.
El va a impartirte vida en tu espíritu para que tú puedas saltar de regreso a la pelea y que puedas decir, “[Hey! [Ven acá vida!” Igual que el equipo de entrenadores del boxeador, el Espíritu Santo habla cosas buenas a tu espíritu, tales como, “Mayor es el que está en ti, que aquel que está en el mundo” (la. Juan 4:4).
La vida puede ser muy dura, pero debes regresar allá afuera y comenzar a tirar golpes. Mantén tu mano izquierda bien arriba. Eso es persistencia.