“En honor de mi hermano
Abel Zapata y suegro
Antonio Flores Jr.”
Hablar de la vida, es profundizar a un tema de respeto, de sueños, de lograr llegar a una edad donde se hayan cristalizado objetivos, ser feliz y
disfrutar de la vida misma, pero también es enfrentarnos a un final donde dejaremos de existir y durante esa transición a veces no nos damos cuenta de qué tan corto es el tiempo y que la vida no la tenemos segura, ni comprada…
Y cuando reflexionamos sobre este tema, es normalmente cuando enfrentamos la noticia de que algún miembro de nuestra familia ha fallecido… es ahí donde existe un momento de la reflexión, de dejar fluir sentimientos, de darle vida a los recuerdos y en esta parte de la historia, es que una servidora y mi familia estamos viviendo, tras la muerte de mi hermano Abel Zapata Rosales y mi suegro Antonio Flores Jr., respectivamente.
Quiero compartir nuestra historia, porque siempre es importante conocer el lado humano de las personas con las que compartimos, quizás por un momento, en una actividad laboral, en la escuela o en la comunidad misma y ahora que estamos en una fecha de celebrar, de acuerdo cada
quien con sus creencias, con su cultura, con sus ideologías, pero ese lado humano es parte de un sentimiento que para todos suele ser especial y es importante dar unas palabras de aliento, una oración, de estrechar la mano de decir “estamos contigo”, “lo sentimos mucho”, “Que descanse en paz tu hermano, tu suegro…”
En fin, son tantos los detalles que nos llevan a enfrentar de una manera diferente este duelo, este sentimiento, esta transición y aprender más de la vida, de sus detalles y oportunidades que nos presenta cada día.
Suelo pensar, que cada nuevo amanecer nos despertamos y salimos de nuestro hogar, con todas las ilusiones, pero en realidad no sabemos si vamos a regresar. No sabemos cuándo Dios nos estará llamando a su presencia.
Como pasó con mi hermano Abel Zapata Rosales, quien estando en su cama acostado, listo para descansar, por alguna razón se levantó y caminando de su recámara a la cocina, en esos instantes, fue cuando Dios lo llamó a su presencia.
Sin duda alguna que nos dejó un gran vacío en nuestros corazones y con muchas preguntas, que tal vez nunca sabremos sus respuestas.
Solo ahora, nos quedan muchos recuerdos y eso es lo que alimentará nuestro corazón y mente para siempre mantenerlo presente.
¡Descansa en paz mi querido hermano!
Abel Zapata Rosales
Mayo 8, 1959 – Diciembre 12, 2017
A mi suegro con cariño…
Durante esa semana, yo estando en Aguascalientes, fortaleciendo a mi familia tras la muerte de mi hermano, a dos días precisamente fue que
Dios también llamó a su presencia a mi suegro Antonio Flores Jr., un duro golpe para la familia, para mi esposo Joel y mi hijo Emilio.
Viví dos experiencias, con dos seres queridos y sin importar el lugar, uno en México y otro en los Estados Unidos, al final de cuentas Dios los llamó a su presencia y sin duda alguna Él les tenía mejores planes para ambos, en un mejor lugar…
Y ellos ya no estarán sufriendo porque están en El Reino a donde Dios los llevó.
Dios es grande y aunque no nos sea fácil, no nos queda más que aceptar su voluntad.
¡La vida es corta, el mañana no es seguro y el ayer ya pasó…
Enfócate en el premio que Dios nos prometió!