Por Pastor Pedro H Gonzales
Hoy estoy poniendo juntas tres cosas que son altamente deseables por todos los hombres, por todas las naciones, por todos los países y por cada empresa y familia del mundo.
Moral, virtud y prosperidad. Son deseables pero también son inseparables. Si se pretende ir tras una de ellas dejando de lado las demás nada se alcanzará en ninguno de los estamentos que he nombrado antes.
No podemos gozar de una prosperidad a largo plazo como nación si olvidamos la virtud y la moral, ya que la prosperidad económica de una nacion o pais es solamente la extensión física de la prosperidad social llamada moral social, es decir el tejido completo de la sociedad compuesto por: familia, escuelas, empresas, negocios, finanzas, educación, religión, política, comunicación, salud, gobierno, milicia y entretenimiento impregnados de la virtud y la moral.
Llegar a niveles óptimos de empleo, desarrollo social, un aceptable nivel de salarios que se traduce en un aceptable nivel de vida del grueso de la población; solo se dará cuando la virtud y la moral se han impartido desde la cuna, desde la casa paterna, desde la más tierna infancia.
Pretender que solamente un buen gobierno pueda hacer la labor es una utopía. La reconstrucción de la moral de una nación no corresponde a un solo hombre, ni a un partido y menos cuando un presidente gobierna solo 4 años y quizas 8 si es reelegido, pero no solo eso es un impedimento, sino también el hecho del equilibrio de poderes cuando el gobernante está limitado por el poder legislativo y los que hacen las leyes no son ni siquiera abogados, produciendo de esta manera una presión dañina sobre el poder judicial que debe entonces ejercer justicia sobre la base de unas leyes cargadas de humanismo, convirtiendo el poder judicial en un mandadero del poder legislativo, y el poder ejecutivo en prisionero del poder legislativo.
Si lo analizamos de fondo el grave problema radica en el poder legislativo. Allí encontramos senadores y representantes a la cámara que están atornillados a la silla creando problemas a través de leyes torcidas e imperfectas que nacen para proteger los intereses de aquellos que han financiado las campañas de los senadores y representantes. Ahí está el problema, ahí está el gusano, ahí está el cáncer de la sociedad.
Gente que hace leyes bajo las cuales vivimos y que nos han traido hasta el punto en el que nos encontramos: Abortos permitidos, un modelo de familia errado y a contra corriente de la verdadera moral, improductivo, infertil. El deseo de un gobierno más intrusivo, más burocrático, más protector de la pereza y menos protector de la verdad. Disputas sociales, disturbios, desinformación, conflictos raciales y en fin todo lo que usted ve hoy día en esta gran nación llamada Estados Unidos. A todo esto nos ha traído un poder legislativo sordo, ciego y además corrupto que no entiende la voz del pueblo y menos sus necesidades; que no vela por la sociedad sino los intereses de las grandes industrias y conglomerados económicos y juega siempre a su favor.
Todo puede cambiar pero solo cuando nosotros, la gente despertemos y nos decidamos a intervenir de verdad y con verdad en los asuntos de la política. Usted puede legislar, y ejecutar a través de un tercero, de hecho lo hace cada vez que vota. Cuando no vota no se queje, no tiene derecho a quejarse, solo cuando vote usted podrá levantar su voz y reclamar.
Vote por la moral, por la virtud y la verdadera prosperidad llegará sola. Le dejó una enseñanza sobre cómo podemos mejorar, todo estará mejor cuando entendamos que Dios es el que debe gobernar. Y nos decidamos a poner en la cámara y el senado, en los distritos judiciales y en la silla presidencial a hombres y mujeres que gobiernen bajo el ojo poderoso de Dios.
Isaías 33:22 Porque Jehova es nuestro juez,Jehova es nuestro legislador, Jehova es nuestro Rey; Él mismo nos salvará.
Aquí está la respuesta a una sociedad en decadencia, los tres poderes, judicial, legislativo y ejecutivo reunidos en Dios.
El poder está en nuestras manos, infórmese por quien va a votar y vote en concordancia.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino
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