Por Pedro H. Gonzalez
Se acerca esa fecha tan especial para toda la cristiandad del planeta. Las familias esperan cada año estas fechas para reunirse, para celebrar, para dar gracias con abrazos, para expresar amor con regalos y comida, mucha comida.
Celebramos en el mundo occidental el nacimiento del redentor de la humanidad; unos lo harán desde la óptica religiosa y otros desde la óptica del Reino, veo que es necesario establecer la diferencia.
De un tiempo para acá, se ha levantado una controversia no pequeña entre cristianos moderados y ortodoxos, los primeros ven con buenos ojos celebrar a Jesús en estas fechas y los segundos dicen que es una celebración pagana porque Jesús no nació en el 25 de diciembre, pero tampoco dan una fecha en la que se pueda celebrar.
En lo particular a mi no me parece relevante saber la fecha exacta, tanto como como saber que nació y que con su nacimiento le inició eso que llamamos la redención del ser humano, a eso justamente quiero referirme.
En Isaías 9:6 se nos dice: Lo cual nos aclara bastante el panorama si es que en verdad leemos para entender. El niño al que se refiere este pasaje es Jesús el mesías en semilla, el prometido desde Génesis 3:15. Pero después nos habla del hijo y dice que nos es dado, es decir que se debe reconocer que esto está íntimamente ligado con todo aquel que cree en Cristo como el hijo dado, porque allí se habla a de Cristo, ya no de Jesús. Repito el niño es Jesús, el hijo es Cristo, el cual aclaro que se iba pero que aquello nos era conveniente para que pudiera dejarnos al consolador, al Paracleto, su Espíritu Santo con tareas específicas, a saber: Llevarnos a toda verdad y justicia, tomar de lo de Jesus y hacérnoslo saber, y recordarnos todo lo que El nos dijo, toda Su palabra.
Pero esto es aun mucho mas profundo y dice que el principado esta sobre su hombro. Ahí esta lo mas “grueso” del versículo. Me refiero a que este es un texto transicional, empieza en Jesus, pasa por Cristo, nos encumbra hasta el Espíritu Santo y luego nos posiciona al hablarnos de gobierno, del gobierno del hijo (el principado sobre su hombro) de hecho el versículo 7 de este texto nos dice que lo dilatado de su gobierno, su paz y su justicia no tendrán fin, que su Reinado es eterno cual le fue prometido a David.
Es fácil notar que lo que le falta a este mundo es gobierno e imperio, el imperio de la justicia, de la paz, la verdadera paz, no la paz a la manera del mundo sino la paz a la manera de Dios.
Como hijo, Cristo se va pero no sin antes impartirse en los discípulos ya hechos apóstoles y luego en cada persona que decida creer en El como Señor, ese es un requisito sin el cual no pasa la salvación.
Ya impartido en los hijos, estos se convierten en iglesia o Ekklesia, cuerpo de gobierno, que tiene una cabeza llamada Cristo y cuya mente es parte del cuerpo mismo, por eso se nos dice que tenemos la mente de Cristo.
La religión, es decir el sistema religioso se ha encargado sutilmente de negar al hijo y “castrar” la identidad de la iglesia. Nos han tenido y mantenido entretenidos con dogmas, denominaciones, celebraciones y rituales que nada tienen que ver con el propósito de la iglesia, y nos han desviado del verdadero propósito de la iglesia, el cual es dar a conocer a Dios como Padre, como Rey, y manifestar o anunciar sus virtudes.
El tiempo es bueno para entender que Dios no visita a su iglesia sino que la habita, que el no vive en templos hechos de manos de hombres, sino en un templo (nuestro cuerpo) que el mismo redimió y en alguna manera edifico. Que la iglesia esta llamada a manifestar su naturaleza divina y que esa naturaleza divina gobierna.
Ya basta de rogar y orar por avivamientos cuando lo que se requiere es una reforma, la misma que debe ser llevada a cabo por los hijos “Huios” maduros y entendidos, los completos en El.
Le hablo a entendidos, a maduros a los que deben ser ya maestros y no estar pidiendo como los bebes, lechita en biberón.
Hasta cuando estaré con vosotros preguntaba Cristo, tratando de preguntar de forma sutil, hasta cuando necesitareis tutor. Este es el tiempo de los hijos, no te lo dejes quitar si es que te consideras tal.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
3600 S Clarkson St Englewood, CO
80113. Tel: 720-218-3890
Horarios de servicio Domingos 12:30:00 pm. Búsquenos en Facebook y YouTube como Iglesia Embajada del Reino.
Le esperamos!