Aveces no queremos reconocer que hay en nuestra vida ciertos obstáculos que no nos impedirán avanzar. Y es que muchas veces nos ciega el deseo, el sentirnos “bien” a pensar de saber que algo anda mal.
Y es que no podemos negar que nosotros sabemos muy bien como esta nuestra vida, y aun así a veces tratamos de engañarnos a nosotros mismos, creyendo que todo está perfecto, cuando en realidad hay una enorme piedra en tu zapato que te está impidiendo caminar correctamente.
Hablo de esas cosas que hay en tu vida que muy bien sabes que no deberían estar allí, hablo de esas cosas de las cuales no haces nada por tratar de dejar o hacer a un lado. Esas cosas que pareciera que te esclavizan y por más que quieras o intentes no puedes deshacerte de ellas.
Y es que a pesar de que muchas veces estamos haciendo totalmente lo contrario a lo que tendríamos que hacer, no hacemos nada por volver al camino correcto que deberíamos seguir.
Realmente no sé si esas cosas son enviadas por el enemigo o somos nosotros mismos quienes las buscamos, es fácil echarle la culpa al diablo de todo, pero a veces nosotros también somos quienes buscamos las ataduras y no ellas a nosotros. Sé que estas comprendiendo de lo que hablo, es más, se que en este mismo momento Dios está trayendo a tu mente y a tu corazón esa área de la cual estoy hablando.
Me asombra ver como Dios a pesar de nuestros recurrentes errores sigue hablando a nuestras vidas, me conmueve ver como El sigue siendo Fiel a nosotros a pesar de que muchas veces somos infieles a Él. Y es que esa es su naturaleza, Amor, Misericordia, Perdón. Estoy seguro que si vez a tu alrededor hay más de alguna señal de que Dios sigue contigo, pese a todo. Ahora bien, ¿No crees que es hora de tomar esa decisión de decir: Hasta acá? Si, se que lo has intentado muchas veces, se que has fallado en innumerables ocasiones, pero, ¿Estarías dispuesto a intentarlo nuevamente?, estoy seguro que sí, porque tú eres un guerrero y a pesar que el enemigo quiera introducir en tu mente lo contrario, tú eres lo que Dios quiso que fueras: Su hijo.
Ahora bien, esto es cosa tuya, ya no es cosa de Dios, es decir: Dios siempre ha estado allí y estará contigo siempre, nunca te ha abandonado y no lo hará ahora que vas a decidir dar un alto a eso que tanto te ha estado atormentando y estropeando tu comunión con El.
Cuando me refiero a que es cosa tuya, hablo de una DECISIÓN. Eres tu quien decide seguir atado a eso o dejarlo de una vez por todas.
Al escribir sobre esto se me viene a mi mente el pasaje bíblico de Daniel que dice: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”.
Daniel 1:8 (Reina-Valera 1960) La frase: “propuso en su corazón”, tiene que ver con una decisión, ese mismo pasaje en la Nueva Traducción Viviente dice: “Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables”. Daniel 1:8 (Nueva Traducción Viviente).
Cada uno de nosotros tenemos la potestad de tomar decisiones ya sean de provecho para nuestra vida o decisiones que como consecuencia nos pueden llevar a una derrota en el futuro, puesto que las decisiones que hoy tomemos determinaran nuestro futuro.
Es hora de ser valiente, es hora de negarnos a nosotros mismos y tomar decisiones que quizá humanamente nos serán difíciles, pero que todos sabemos que es lo mejor para nuestra vida. No podemos seguir sintiéndonos culpables de algo a lo que Dios quiere liberarnos, hoy es el día de tu DECISIÓN.
¡Vamos! Toma fuerzas en el Señor y toma la decisión de hacer a un lado todo aquello que te estorba y que es una piedra en tu zapato, es hora de caminar perfectamente junto al Señor, como deberíamos de estar caminando desde hace un tiempo.
La decisión es tuya, Dios está allí esperando a que la tomes para fortalecerte y darte una capacidad especial para salir victorioso.
¿Qué esperas para decidirte?