Por Pastor Pedro H Gonzalez
Juan 17:21 Para que todos sean uno, como tú, oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
En este texto la biblia nos plantea un modelo funcional de evangelismo y de alcance global del evangelio. Para que el mundo crea; ese es el anhelo de Dios, que el mundo se salve. Hay que recordar Juan 3:16 para poder entrar en la mente de Dios, dándonos cuenta que es Su deseo ver un mundo restaurado, reconciliado con Dios y viviendo en los modelos, diseños y planes de El.
El modelo es la unidad, pero no la unidad en el pensamiento humanista, ese tipo de unidad que nos plantea la cultura actual en la que debemos estar de acuerdo en todo, uniformarse en el pensamiento para que las cosas “marchen bien”.
A esa unidad no nos llama el Padre eterno, porque eso no es unidad, sino uniformidad y eso rompe el diseño del Reino. que es la expresión de la diversidad en la más auténtica manifestación de un ser único en dones, talentos, habilidades, anhelos, deseos y todo esto enmarcado en el propósito eterno del Padre.
Alguien debe enterarse y aquí estamos para informar que Dios quiere ser conocido como Padre, Él quiere relacionarse con el mundo pero no solamente como Dios sino como Padre.
Quiero invitar a cada lector a que revise el texto con un ojo cuidadoso, poniendo atención en la expresión “uno en nosotros” de dónde podemos asegurar que
nuestra unidad no es alrededor de un hombre, de un nombre, de una denominación o doctrina de hombres, sino que nuestra unidad es alrededor de Dios, de su propósito y de su gobierno.
La cultura actual nos pide uniformarse en pensamiento, exige tolerancia pero ofrece intolerancia, nos pide entendimiento pero ofrece division. Esta cultura nos demanda cosas que está lejos de dar y la razón es que es incapaz de entender el modelo de unidad que Dios nos pide y que entre otras cosas Él ya hizo posible.
Debemos aceptar la locura que la subcultura del mundo le pide a la población adoptar como normal? Debemos adaptarnos a lo que la subcultura pide o conviene más bien ir a contracorriente dando a conocer la supra cultura del Reino.
Esa supra cultura nos habla de diseños productivos, de lenguaje y comportamiento expansivo, de unidad con propósito, de verdadera elevación. Cada quien tiene derecho a elegir lo que mejor le parezca, de la misma manera que toda persona tiene derecho a pegarse un tiro en un pie, a nadie se le quita ese derecho pero así mismo a
nadie se le desea y cualquiera de nosotros haría lo posible y aún más, para evitar que un ser amado obrará de tal manera.
La subcultura del mundo le quita al ser humano lo mejor que Dios le dio y le vende la idea de que lo hace por defender sus derechos. Ese es el gran engaño, esa es la gran
mentira. De nosotros depende seguir la corriente del mundo o romper con el mundo para ir tras lo alto, lo elevado, lo funcional, lo que en verdad nos pertenece.
La verdad del Reino de Dios, unidad no uniformidad y unidad alrededor de Él y en El.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
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