De a cero le salieron las cosas a la selección mexicana en su debut en la copa de oro, con un empate sin goles con la débil selección de Trinidad y Tobago que no le tuvo respeto al supuesto Gigante de la zona, de hecho, solo hubo un grande en la cancha y ese fue el portero caribeño que se convirtió el Goliat al esquivar todas las pedradas de los aztecas que no lo pudieron derribar.
De todos los estilos de disparo saco el portero Phillip bueno tal vez falto el de chiripazo, pero como el Tri no contaba con el rey de esta clase de goles “El Chicharito Hernández” él de los tres palos se fue invicto la suerte y la fortuna también acompañaron a los Trinitarios primero cuando se lección el Chucky Lozano cuando le hacían una pena máxima que por cierto el árbitro no la vio esa fue una de dos faltas dentro de la arrea que el de negro no quiso marcar.
Volviendo a Lozano fue llevado al hospital porque el golpe que se dio con una de las rodillas de guardameta fue violenta, todo indica que la juventud y buen estado del jugador le permitieron salir con bien de esta desafortunada situación.
Al final del encuentro todos culparon al árbitro por la derrota de México, es lo más fácil para ocultar la falta de gol del tricolor a pero al Javier Hernández no lo llaman por el bien del grupo ya que no ha pedido una disculpa por no sé qué, ya que no se llevan las cosas con claridad por lo cual todo cae en la responsabilidad para el entrenador Tata Martino y, con todo este relajo la afición no le queda de otra que comportarse como le han pedido que no se comporte con su grito homofóbico que ese si nos puede dejar sin copa de oro, mundial y sede mundialista.