El problema de muchas personas es que esperan demasiado de las demás y al no recibir lo que esperan terminan decepcionándose de ellos.
A veces no somos lo que los demás esperan que seamos, no somos los amigos que los demás quisieran que fuéramos, no somos las buenas personas que los demás esperan que seamos, sino que simplemente somos imperfecto, incapaces de llenar todos los requisitos que los demás esperan de nosotros.
Uno de los mayores problemas que todos tenemos es tratar de quedar bien con todos, algo que desde mi punto de vista es imposible, pero a pesar que en lo profundo sabemos que es difícil hacerlo, siempre terminamos sintiéndonos mal por no ser la persona que otros quisieran que fuéramos.
¿Alguna vez te has defraudado de alguien?, ¿Has sentido esa sensación que es producida cuando las personas de las que siempre esperaste algo bueno te dan la espalda?, ¿Has confiando en alguien y al no responderte como esperabas te ha quedado un mal sabor de boca?
Conozco personas que al decepcionarse de alguien han optado hasta por alejarse de Dios. En muchas Iglesias alrededor del mundo, cuando un pastor o líder falla terminan yéndose al mundo, yo me pregunto: ¿Por qué alejarse de Dios cuando un hombre falla?, ¿En quien creíamos?, ¿En Dios o en ese hombre?
Debemos entender que TODOS absolutamente TODOS nos van a fallar en algún momento de la vida. No tenemos que idealizar a las personas creyendo que son perfectos, porque nos llevaremos grandes decepciones.
Yo soy uno de los mas imperfectos que existen, cuando tengo confianza con alguien le digo siempre que no se haga ilusiones conmigo, porque terminare defraudándolos, porque se que soy imperfecto, que no podre llenar el estándar que ellos esperan de mi, soy un simple humano imperfecto que lucha cada día de mi existencia por tratar de agradar a Dios y en mi intento diario fallo en muchas ocasiones, pero este humano imperfecto no se cansará hasta el último día de su existencia de intentar agradar al Señor.
Solo hay alguien del que nunca nos vamos a defraudar, alguien de quien nunca encontraremos error alguno y aunque en muchas ocasiones nos enojemos con Él, le reclamemos y hasta lo amenacemos, Él sigue amándonos de igual forma y sigue extendiendo su mano para ayudarnos, ese es DIOS.
Dios nunca se defrauda de nadie, porque nunca se ilusiona con alguien, Él nos conoce a perfección, sabe lo imperfectos que somos, lo mal que a veces actuamos, las cosas que pensamos, los deseos que sentimos, los planes que queremos llevar a cabo y sin embargo siempre está allí para extendernos su mano, para levantarnos, para restaurarnos, para darnos nuevas oportunidades.
Quizá los últimos días te has sentido defraudado por personas a las que apreciabas mucho, personas de las cuales esperabas mucho sin embargo no te dieron ni siquiera poco. Aunque parezca duro decírtelo en esta hora, tú eres el culpable de ese sentimiento que en este momento te embarga, porque esperaste demasiado de una persona imperfecta como tú y cuando haces eso es obvio que terminaras defraudándote duramente.
Es momento de poner nuestros ojos en Jesús de quien nunca encontraremos error alguno, es hora de dejar de ver a los demás como personas perfectas o incapaces de fallarnos, al contrario, veamos a cada persona como un candidato a defraudarnos en cualquier momento de nuestra vida, para que cuando eso pase podamos entenderlo y podamos amarlo de la misma forma.
Cuando comprendemos que todos somos imperfectos aprendemos a amar y no a juzgar, a levantar y no a pisotear, a ayudar y no a sepultar, porque nos damos cuenta que cualquier de nosotros puede en algún momento estar en el lugar de esa persona, porque al fin y al cabo también somos igualmente imperfectos.
Respeta a las personas, pero no te ilusiones con ellos, si quieres admíralas, pero nunca las idealices, porque son como tú, personas imperfectas buscado agradar y servir a un Dios perfecto.
Y si te sientes defraudado por medio mundo, es hora de volver tu mirada hacia el lugar de donde nunca tuviste que desviarla, esto es a JESÚS SEÑOR NUESTRO.
¡Si todos te defraudan, Jesús nunca lo hace!
“Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios.”
Hebreos 12:2 (Traducción en lenguaje actual)