Las Patronas

Por el Lic. Nicolás Rangel. V.

Para muchos de Ustedes oír hablar del término “Las patronas” les será familiar, aunque para otros tantos les resultará novedoso; pues bien mis queridos amigos, las patronas es un grupo conformado por 14 mujeres y dos hombres que sin fines de lucro ni remuneración alguna

regalan a diario comida a todo migrante que viaja a bordo de la bestia en su paso por el Barrio de La Patrona, Municipio de Amatlán de los Reyes en el Estado de Veracruz en su viaje del famoso sueño americano.

Este grupo de mujeres encabezado por Norma Romero Vázquez una mujer activa, de rostro redondo, tez clara, corpulenta y de carácter fuerte, quien por cierto recibió de parte del Presidente de la Republica Enrique Peña Nieto en el año de 2013 el Premio Nacional de Derechos Humanos, están de manteles largos, ya que este pasado mes de febrero cumplieron veinte años de servicio humanitario regalando comida al migrante.

Cuenta Norma que su vocación altruista comenzó de 1997 cuando un día abrió la puerta de su casa a media noche y encontró a una joven hondureña pidiendo ayuda de rodillas ya que a su novio lo habían acuchillado en el tren, por lo que acompaño a la joven y ayudo al hombre herido, desde entonces vio esta experiencia como una señal de fe cristiana y desde entonces apoya en la cocina de su madre, Leonila Vázquez.

Su ayuda consiste en preparar diariamente en bolsas de plástico comida preparada de arroz, frijoles, pan y botellas de agua, que al paso de la bestia son repartidas sin excepción de nacionalidad o raza a todo aquel migrante que logra atrapar una de estas valiosas bolsas.
Comentan las mujeres que ven de todo, algunos maquinistas aceleran el paso cuando las ven; otros les cobran a los viajeros a cambio de pararse. También hay los “buena onda” que comienzan a pitar avisando su llegada y disminuyen la velocidad lo más posible. O quienes hacen

señas con la mano de que traen “malosos” (maras). Otros hasta se paran y les da tiempo de darles comida y palabras de aliento, porque muchas veces vienen tristes, cansados, y se preguntan “¿dónde está Dios?”. En ocasiones el tren trae 10 o 15 migrantes, pero otras veces cien o más.

Cuentan las patronas que han recibido donaciones (frijol, arroz), principalmente de la gente de menores recursos y manifiestan que “En invierno nos hace harta falta darles ropa”, dijeron. Muchas veces terminan dando lo propio” “Lo que siempre pedimos es medicinas”.

Muchas historias se cuentan a cada día como la Lidia Reyes Romero que desde los 15 años comenzó su labor de ayudar cuenta cuando recibieron un muchacho de unos 20 años, que había sido apuñalado en el tren al impedir que unos individuos, a quienes identificó como maras violaran a su novia. Lo llevaron a las clínicas de salud cercanas y no lo quisieron atender. Así que las mujeres lo bañaron y le echaron sal en las heridas. Sus compañeros de viaje se quedaron con el herido y, en agradecimiento trabajaron: uno en el campo, otro de mecánico y uno más de albañil.

Una ocasión, atendieron a un hondureño que tenía una hernia a quien afortunadamente lograron que lo atendieran en un hospital en Córdoba porque pasó como pariente de un local con los mismos apellidos. El migrante se quedó cuatro años trabajando en el campo y luego continúo su camino. Lo último que supieron es que está viviendo su sueño americano en Miami.
Nuestro más merecido reconocimiento por su loable labor a “LAS PATRONAS”.