Extracto del libro
“Los Principios y el Poder
de la Visión”
Por Dr. Myles Munroe
Mucha gente tiene sus propias ideas acerca de lo que ellos quieren hacer para Dios, y esta es la razón de por qué siguen vagando en la dirección equivocada. Es muy fácil preocuparse en hacer cosas para Dios, en lugar de hacer aquello que Dios nos ha dicho específicamente que hagamos. En la historia de Marta y de María, en ningún lado nos dice que Jesús estaba hambriento. Sólo dice que Marta fue a preparar alimentos para Jesús. Dios no quiere que comencemos nada, incluyendo el hacer buenas obras para El, hasta en tanto no lo consultemos a El primero. Esto es porque El no quiere que nosotros trabajemos para El, sino con El en una sociedad. Nosotros somos “colaboradores de Dios” (2a. Corintios 6:1) o “trabajadores junto con El”.
Mantén Tus Ojos en el Objetivo
Jesús hizo bien claro el hecho de que Marta se perdió “de lo que es mejor;’ porque ella estaba habitando y haciendo las cosas equivocadas. Cuando alguien pone sus ojos en un objetivo y nunca los aparta de ese objeto, él está garantizado a alcanzar ese objetivo.
Cuando yo estaba en Israel, el grupo con que yo estaba viajando pasó toda una tarde visitando un kibutz. Un kibutz es una comunidad que es autosuficiente. Todo lo que la gente necesita para vivir se encuentra justo ahí en la granja.
A medida que yo caminaba en los terrenos de la granja, y pude ver los campos hermosos donde ellos cultivaban su propia comida, yo pude notar que sustractores y cosechadores eran muy modernos. Entonces yo pude ver un campo pequeño en un valle no muy lejos de este kibutz. Había un hombre trabajando en ese campo que sólo tenía un buey jalando un arado.
Yo estaba intrigado con esta vista, y le pregunté a algunos de los hombres en el kibutz, “¿Qué es lo que él está haciendo?” El me contestó, “Bueno, él está preparando el campo para plantar las semillas. A propósito, él está plantando las semillas ahora mismo. A medida que el buey hace los surcos, él arroja las semillas en la tierra”. Yo dije, “El está usando un animal, y él está usando un arado muy viejo y completamente fuera de moda, pero su campo se ve tan perfecto como el de ustedes, iY ustedes están usando maquinaria moderna!” El hombre me dijo, “[El sistema de ese hombre es mucho mejor que el mío! Aquí está como él hace que sus surcos estén completamente derechos.
Primero, en el extremo del campo, él pone pequeñas varas y amarra algo rojo o pone pequeñas banderitas blancas en ellas. Entonces, él va al extremo opuesto del campo, donde él comienza a arar. El pone sus ojos en la pequeña piececita de material que se encuentra en el extremo lejano del campo a medida que él controla los movimientos del buey. Si él no usara esas varitas, sus surcos estarían todos chuecos”.
Cuando tú quitas los ojos del objetivo, tú terminas donde tú no quieres estar.
Entonces, él dijo algo que puso toda la situación en perspectiva para mí: “Esa pequeña varita se llama ‘la marca”, Ese término me regresó dos mil años atrás al mismo país, a la misma área de Palestina, donde Jesús había vivido, y yo pude entender lo que Jesús quiso decir en Lucas 9:62: “Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para elreino de Dios”.
Cuando tú pones tu mano en el arado, tú debes poner tus ojos en la marca, y no debes mirar ni a la izquierda ni a la derecha porque, de otra manera, tú te vas a mover inevitablemente hacia el lugar donde tú estés mirando.
¿Recuerdas tú cuando estabas aprendiendo a andar en bicicleta? A ti te dijeron que debías ver hacia delante, porque dondequiera que tú veías, para allá es adónde ibas.
Si tú veías hacia abajo, tú podías caer. Muchos de nosotros hemos puesto marcadores en nuestras vidas-o en nuestras visionesasumiendo que es ahí hacia dónde nos dirigimos, pero entonces, nos ponemos a mirar a todos lados, excepto a nuestras visiones.
No se necesita mucho para salirse del curso. Diez años más tarde, de repente nos damos cuenta, “Yo realmente quería regresar a la escuela. ¿Qué es lo que sucedió?” Si hubiéramos estado en la escuela, en primer lugar, nos hubiéramos graduado en sólo cuatro años. Continuamente, quitamos los ojos de la marca, y por eso es que terminamos en lugares donde realmente no queremos estar.
Vagamos fuera de curso porque nos perm~timos ser jalados en tantas direcciones diferentes y por todo tipo de distracciones. Otra vez, estamos ocupados con un número de actividades en lugar de sólo enfocarnos en la cosa correcta que debemos hacer.
En Mateo 11:30, Jesús dijo, “Mi yugo es fácil, y mi carga es ligera”, Un yugo es una pieza de madera que pon~ a dos b~~~es juntos. Los mantiene al mismo ritmo y en la rmsma posicton. Jesús también dijo, “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas” (v. 28-29). Debemos unirnos con el plan de Dios para nuestra vida y debemos permitir que el yugo de Dios nos guíe. Esto significa, que si El da la vuelta, nosotros damos la vuelta; si El se detiene, nosotros nos detenemos. Nosotros permanecemos con El al mismo ritmo y en la misma posición. Esta es la forma como podemos darle a la marca.
Debes Hacer Aquello para lo Cual Naciste
La visión te protege de tratar de hacer todas las cosas. El apóstol Pablo tenía un profundo amor y tenía preocupación por los judíos. El escribió en Romanos 9:3-4, “Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas”. Sin embargo, Pablo sabía que Dios no lo había llamado para ser un apóstol a los judíos. Ellos eran su pueblo, él había nacido entre ellos, y él era uno de ellos, pero su propósito era predicar a los gentiles: “Y para esto yo fui constituido predicado~ y apóstol (digo la verdad enCristo, nomiento) como maestro de los gentiles enfe y verdad” (1a.Timoteo 2:7). El sabía aquello para lo cual había sido escogido, y él permanecía en su visión. La visión de Pablo era su fuerza motivadora: “Asíque, por mi parte, ansioso estoy de anunciar elevangelio también avosotros que estáis en Roma” (Romanos 1:15).
Tal vez la razón de por qué nos involucramos en tantas cosas se debe a que estarnos intentando impresionar a Dios y a otras gentes por medio de mostrarles lo mucho que somos capaces de hacer. Pero debemos recordar que nuestros dones son la clave para realizar y cumplir nuestras visiones. Si pasamos el tiempo en cosas donde no usamos nuestros dones, nos vamos a desgastar hasta tal punto, que cuando regresemos a nuestros dones, vamos a estar muy cansados como para usarlos en forma efectiva.
Jesús mismo nació para hacer sólo una cosa principal. El sabía la razón de que él estaba manifestándose, y El mantuvo Sus ojos completamente fijos en Su visión.
El vino a testificar la verdad acerca del reino de Dios y de Su plan de redención para la raza humana y a morir en la cruz para realizar esa redención.