La selección mexicana de futbol está en su última etapa de preparación para la Copa América y esta en su tour que, lo llevo a la cuidad de Denver, donde la maquinaria de vender falsas ilusiones lleva a un aficionado a gastarse gran parte del presupuesto familiar por vivir un sueño de nostalgia.
Llega el himno nacional, hermoso, el cual se canta con orgullo que te puede llevar a las lágrimas por recordar tu pueblo querido, tu barrio donde corrías libremente, esos años escolares donde cantabas más a fuerza que con ganas las letras del himno que, cuando estas lejos de los tuyos se vuelve un canto de esperanza, después llega la ola otro símbolo que nos pertenece a los mexicanos, todos sincronizados y disfrutándolo a lo máximo y el rugido de los presentes es impresionante.
En la cancha los modernos ratoncitos verdes dan lastima y no pueden demostrar un nivel aceptable contra una escuadra de primer nivel, Uruguay sin despeinarse los goleo cuatro a cero, en plena ola cae el primero con lo que inicia el viacrucis de la gente que desde temprano se hizo presente en las festividades por tener al TRI en su territorio, el clima caluroso era perfecto para las heladas y caras cervezas que corrieron como los rápidos de las montañas rocallosas, llevando a los adultos a comenzar a buscar culpables por el pobre espectáculo en la cancha. Con esto llega el famoso grito homofóbico que, divierte a la mayoría, algunos comienzan a recordar que el boxeo si es de orgullo nacional y comienzan a buscar pelea y la encuentran con el de enseguida que como buen mexicano no va permitir ser insultado y comienzan las peleas que se convierten en mejor espectáculo que el de la cancha que, por cierto también es territorio por conquistar y los más jóvenes deciden salir a querer burlar a la autoridad que ya se lo espera porque esto también es parte de nuestras tradiciones futboleras.
Todo esto se pudo evitar tal vez si la selección mexicana fuera lo que la mayoría cree que es, pero no lo es y menos los de hoy, tal vez los de los 90s, o aquellos del Brasil pero en los últimos años solo somos un espejismo.
Este tipo de acciones tanto de los afficionados como de los jugadores dejan el nombre de México en el suelo…Y luego se preguntan que porque nos tratan así en este país, se les trata como se portan y como ellos mismos piden que los traten como sus propias acciones….