A veces somos tan orgullosos que no podemos ni siquiera reconocer que no estamos llevando la vida que deberíamos llevar delante de Dios.
Pareciera que hay momentos en los que creemos que todo esta yendo bien, cuando la realidad es que nuestra vida se está yendo poco a poco en picada hablándolo en el sentido espiritual.
Cuando nos irritamos más fácilmente, cuando no sentimos el mismo gusto a cantar una alabanza o cuando leer la Palabra de Dios se convierte en tedioso es hora de parar y darnos cuenta que algo anda mal.
El mayor problema de nosotros es estar mal y no reconocerlo. Creemos que porque en un tiempo fuimos muy espirituales, siempre seremos así, pero la espiritualidad será el resultado de una comunión diaria y real con Dios y cuando esa comunión deja de ser diaria y real es cuando la convertimos en una simple rutina que con el transcurrir de los días se ira perdiendo hasta convertirse en algo que haremos cada cierto tiempo o que simplemente dejaremos de hacer.
A veces se necesita la suficiente humildad para reconocer que no estamos bien espiritualmente, para reconocer que hemos dejado aun lado aquellas cosas que alimentaban nuestro espíritu, para reconocer que ya no somos los mismos de hace un tiempo y que necesitamos regresar a aquel punto en donde realmente manteníamos una relación diaria y verdadera con Dios.
¿Hacia donde nos lleva el orgullo?, ¿Por qué no reconocer que no somos los mismos?, ¿Por qué nos cuesta tanto darnos cuenta que estamos alejados de aquella comunión que deberíamos tener con Dios?
Hoy quiero invitarte a dejar a un lado aquel orgullo que no te permite reconocer que has cambiado y que no eres el mismo o la misma espiritualmente hablando.
Hoy quiero invitarte a ser lo suficiente humilde delante de Dios para reconocer tus fallas y al mismo tiempo disponer tu corazón para que Él pueda obrar en tu vida cómo lo ha querido hacer desde hace mucho tiempo, pero que ha sido obstaculizado por ese orgullo que de creer que todo estaba bien.
Dios siempre quiere obrar en tu vida, pero para ello debe haber un reconocimiento de tu necesidad de Él.
Hoy es un buen día para reconocer esa enorme necesidad espiritual que hay en ti, hoy es un buen día para pedirle perdón a Dios por mantener durante mucho tiempo ese orgullo que te segaba para darte cuenta lo lejos que estabas de mantener una comunión diaria y verdadera con Él.
“El orgulloso será humillado, y el humilde será alabado.”
Proverbios 29:23 (Traducción en lenguaje actual)
Deja aun lado el orgullo y dale paso a la humildad y entonces comenzaras a vivir de una forma diferente y a disfrutar tu vida en el Señor.
¡El orgullo te llevará al fracaso y la humildad a la victoria!
“El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio.”
Proverbios 11:2 (Traducción en lenguaje actual)