Por Pastor Pedro H Gonzalez
La semana pasada tratamos el tema de la justicia Dios y su papel en el discipulado a las naciones que se da como la gran comisión.
Llama la atención que según la misma escritura ningún hombre puede justificarse delante de Dios y eso es fácil de entender dado el carácter eminentemente justo de Dios.
A ese nivel de justicia ningún hombre podría llegar en sus propias fuerzas. En torno a ese gran reto es que gira la iglesia, que puede ser desviada de todo el tema de la jus?cia si no se entiende esto último.
Cómo pues se le instruye o enseña justicia a un hombre que no puede ser justo? Es imposible, por eso la única salida es cambiar la naturaleza del hombre para así poder discipularlo en justicia. Lo tratare de ilustrar con una pregunta chistosa:
¿Cómo se mata un elefante blanco? Con una escopeta para matar elefantes blancos, y como se mata un elefante verde? Simple, se pinta de blanco y luego se usa la escopeta para matar elefantes blancos.
De eso se trata. Es necesario el cambio de naturaleza para encontrar la forma de discipular en justicia al hombre que a partir del cambio de naturaleza ya no será más un hombre cualquiera sino un hombre de Dios.
2 Timoteo 3:17 A fin de que el HOMBRE DE DIOS sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Hay que hacer esa distinción para poder entrar en materia, hay hombres y hombres de Dios.
Los seres humanos llaman hombre de Dios a alguien que a su parecer sea bueno pero Dios llama hombre de Dios a uno que le pertenece, a uno que ha decidido no seguir ya más su propia voluntad ni sus impulsos, emociones o ape?tos sino la de Dios y los impulsos que le de el Espíritu Santo.
Ese hombre es un apartado, el ya no se mueve en el área del fracaso, de la caída, del error, sino que se mueve en el campo del acierto, del logro, de los triunfos porque ese hombre está irremediablemente predestinado a brillar.
Esa clase de persona ya no camina buscando el triunfo, el ahora se mueve desde la arena de los triunfadores y aunque nadie asegura que su vida estará ausente de problemas, para él esos problemas se convierten en oportunidades porque esa persona opera desde la mente de Cristo.
Un creyente jamás podrá alcanzar la posición de hombre de Dios, porque no está capacitado para eso, su naturaleza no ha cambiado y está sujeto a deslizarse de su campo de fe en cualquier momento pero el hombre de Dios si que esta a otro nivel, por eso se le llama convertido, porque su naturaleza ha sido mudada, él ha pasado de muerte a vida, é l fue trasladado de la potestad de las tinieblas o de la ignorancia al Reino de luz o del conocimiento.
La próxima semana estaremos empezando una serie de escritos orientados a edificar al lector en temas espirituales pero de aplicación práctica para el día a día.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino.
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