Por Enrique Monterroza
Que fácil se nos hace muchas veces destronar a Dios del primer lugar en nuestra vida y cuando hablo del primer lugar me refiero a esa relación persona e intima que deberíamos tener con Él.
A través de mis años en el Señor he notado la facilidad que tengo y tienen muchos a los que he visto de relegar a Dios a otro lugar que no es el primero.
Especialmente hoy reflexionaba sobre el hecho de que somos muy buenos para pedir, para desear que nos vaya bien, para anhelar paz en nuestro corazón y tantas cosas hermosas que quisiéramos, pero por alguna razón no hacemos absolutamente nada por devolver al lugar que le corresponde al Señor en nuestra vida.
Queremos tantas cosas, queremos que Dios haga esto y lo otro según nuestra voluntad y en el tiempo que lo necesitamos, pero no pensamos por un momento que a veces la estamos pasando mal porque hemos relegado a Dios a otro lugar que no le corresponde en nuestra vida.
Hay una palabra en el libro de Job que descubre una verdad irrefutable, esta es:
“Vuelve la mirada al Todopoderoso; apréndete de memoria sus enseñanzas, y él te devolverá la felicidad”.
Job 22:22-23 (Traducción en lenguaje actual)
El secreto de la verdadera felicidad no está en tener lo que quisiéramos hablando en sentido material, emocional o sentimental. La verdadera felicidad se centra en el hecho de volver nuestra mirada al Todopoderoso, es decir colocar a Dios en el PRIMER LUGAR en nuestra vida.
Nuestro Señor Jesús lo dijo:
“Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten”.
Mateo 6:33 (Traducción en lenguaje actual)
Hay momentos en nuestra vida en donde tenemos que reflexionar sobre en qué lugar tenemos a Dios en nuestra vida, porque la verdad es que muchos cambiamos de lugar a Dios a cada momentos, cuando sentimos que necesitamos su ayuda tratamos de ponerlo en el primer lugar, pero cuando sentimos que las cosas van bien, nos olvidamos de Él y colocamos otras cosas en primer lugar.
Debemos pensar muy bien en lo que estamos haciendo, en cómo estamos viviendo nuestra vida cristiana, en cómo esta nuestra relación personal con Dios, sobre qué tan importante es Dios en nuestra vida y que tanta prioridad le estamos dando a Él.
Hoy quiero invitarte a hacer una autoevaluación y una crítica muy seria sobre el lugar que en este momento está ocupando Dios en tu vida y si hay otras cosas que son prioridad en tu vida antes de tu relación personal con Dios, entonces devuelve a Dios al lugar que le tiene que corresponder en tu vida, es decir: EL PRIMER LUGAR.
¡Que nada le quite el primer lugar a Dios en tú vida!
“Pero que todos aquellos que te buscan estén llenos de alegría y de felicidad en ti. Que los que aman tu salvación griten una y otra vez: «¡Grande es Dios!»”.
Salmos 70:4 (Nueva Traducción Viviente).