La agencia y las necesidades de las víctimas, independientemente de su deseo de salir de la trata, deberían ser el foco de los servicios de atención médica para las personas que han sido explotadas sexualmente, concluye un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Enfermería Ingram (ISoN) de la Universidad McGill.
“Desafortunadamente, encontramos una falta de conciencia por parte de los profesionales de la salud y la incapacidad de reconocer los signos y síntomas del tráfico sexual. Esto representa una oportunidad perdida de brindar apoyo, recursos y servicios adecuados”, dice Johane Lorvinsky, RN, MSc(A), uno de los coautores del estudio y ex estudiante de posgrado en la ISoN.
El estudio se realizó en Montreal, Quebec, en conjunto con los directores de “Les Survivantes”, una unidad dentro del Servicio de Policía de la Ciudad de Montreal (SPVM) que crea conciencia sobre la trata y al mismo tiempo apoya y educa a los proveedores de servicios que interactúan con el sexo. -individuos objeto de trata. “Es muy difícil llegar a esta población”, explica la Sra. Lorvinsky. Con la ayuda de Les Survivantes, los investigadores se pusieron en contacto con 12 supervivientes del tráfico sexual que habían abandonado a sus abusadores. De ellos, siete participaron en entrevistas en profundidad que exploraron sus experiencias con el sistema de salud de Quebec.
El objetivo del estudio fue informar futuros programas educativos para profesionales de la salud adaptados a las complejas necesidades de esta población desatendida.
Los traficantes sexuales utilizan la fuerza para obligar a sus víctimas a realizar actos sexuales comerciales. “El problema está en gran medida oculto, pero los expertos creen que es mucho más frecuente que los 1.700 casos de trata de personas denunciados por la policía en Canadá entre 2009 y 2018, de los cuales el tráfico sexual es el subconjunto más grande”, dice la Sra. Lorvinsky.
Señales de tráfico sexual no reconocidas por los profesionales de la salud
Las personas explotadas sexualmente suelen sufrir lesiones graves, infecciones de transmisión sexual, ansiedad y depresión no tratadas y síntomas de estrés postraumático.
El miedo a su traficante, la baja autoestima y los sentimientos de vergüenza a menudo impiden que las víctimas revelen el abuso a los profesionales de la salud.
“Al mismo tiempo, los profesionales sanitarios a menudo no sospechan que estos pacientes puedan estar atrapados en situaciones de explotación sexual”, afirma Lorvinsky.
Las señales visuales incluían marcas de abuso físico (p. ej., quemaduras de cigarrillos, moretones) y/o abuso sexual, y código de vestimenta (p. ej., “ropa de stripper”).
Las pistas de comportamiento eran más sutiles e incluían estar ansioso, estresado, temeroso, presionado y enviar mensajes de texto constantemente, mientras que las señales contextuales incluían historias inconsistentes con las lesiones. “Por separado, estos signos pueden ser insuficientes para indicar trata, pero combinados deberían hacer saltar la alarma”, explica Lorvinsky.
Se recomienda formación sobre trata sexual en los planes de estudios universitarios y en el lugar de trabajo
Los participantes del estudio también observaron que las actitudes de los profesionales de la salud desempeñaron un papel clave en la construcción de relaciones de confianza, que son esenciales para revelar el abuso. “La atención se percibía como más impersonal, apresurada y superficial en los hospitales y clínicas privadas sin cita previa.
Por el contrario, en entornos donde los profesionales de la salud estaban más expuestos a grupos marginados, como centros de atención comunitaria y clínicas de salud sexual, brindaron atención holística y sin prejuicios.
Sin embargo, incluso en estos entornos más positivos, los participantes del estudio informaron que los profesionales de la salud que podrían haber sospechado abuso o trata no actuaron según sus sospechas”, dice la Sra. Lorvinsky.
Para complicar aún más las cosas, en algunos casos las personas víctimas de trata sexual carecían de conciencia de su situación.
Una vez que pudieron definir su situación como de explotación sexual y se sintieron preparados para salir del tráfico sexual, no tenían idea de cómo acceder a recursos que pudieran ayudarlos a dejar a sus abusadores de manera segura.
Ante estos desafíos, basándose en los relatos de los participantes del estudio, los autores recomiendan un enfoque multifacético para los proveedores de atención médica que incluya:
» Identificar prejuicios personales y conceptos erróneos sobre el tráfico sexual.
» Formación sobre trata sexual en los planes de estudios universitarios y en el lugar de trabajo.
» Consultar periódicamente el bienestar psicosocial y evaluar signos de abuso y trata.
» Desarrollar herramientas de detección para identificar a las víctimas del tráfico sexual.
» Crear un catálogo de recursos para satisfacer las complejas necesidades de los sobrevivientes.
» Establecer una red de profesionales de la salud capacitados en respuestas contra la trata.
» Aumentar la conciencia pública sobre el tráfico sexual a través de campañas de sensibilización.
Se necesita más investigación
“Definitivamente se necesitan más investigaciones basadas en evidencia para informar el protocolo y la prestación de atención a esta población extremadamente vulnerable”, concluye la Sra. Lorvinsky.
En consecuencia, los autores sugieren que las investigaciones futuras deberían orientarse hacia la creación y validación de herramientas de detección para identificar a las personas víctimas de trata, así como pautas de intervención de mejores prácticas.