Por Pedro H. Gonzalez
Un saludo cordial a todos nuestros amables lectores.
Sabiendo que estamos ya en la recta final del mes de enero de este nuevo año quiero referirme a un tema que es necesario abordar para todo aquel que quiere en verdad vivir un nuevo año o un nuevo ciclo.
Nada mas emocionante que el cambio, pero para que algo cambie yo debo cambiar.
Cuando vemos a una cosa, o aun nuestras circunstancias con los mismos lentes, veremos siempre la misma cosa y las mismas circunstancias, pero cuando nuestra mirada sobre las cosas o las circunstancias cambia, entonces, indefectiblemente las cosas y las circunstancias cambiaran, así que en resumidas cuentas lo que en realidad debe cambiar es mi visión de las cosas.
Si cambio la forma en la que veo las cosas, entonces las cosas que veo cambiaran; creo que así se entiende más fácil.
En la biblia encontramos un texto que ha sido motivo de alegría para una buena porción de Cristianos y sin embargo no se ha entendido del todo. Me refiero al poderoso y hasta ahora incomprendido 2 Corintios 5:17
De manera que, si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas.
Lo he escuchado predicar y cada vez que es enunciado la audiencia a la que es dirigido o predicado se emociona y aplaude y se entusiasma, pero tristemente después de un rato el grueso de la audiencia sigue siendo la misma que entro al recinto y saldrá siendo exactamente igual, parece como si la palabra de Dios e hubiera invalidado. Lo único cierto del caso es que, o no están en Cristo o el entendimiento de lo que eso significa no está en ellos.
Cuando una persona se convierte, no quiere decir que a partir del momento de su conversión hará lo posible por alejarse de la vieja criatura.
La conversión no es una invitación es de hecho un suceso o evento único e irrepetible a la vez que un proceso continuo.
El suceso se da en el espíritu, esa persona ha vuelto a nacer en su esencia, en su espíritu y allí ya no será lo mismo.
Sin embargo, en su alma ha empezado el proceso de continua renovación.
Lo que significa todo eso es que, si no hay gobierno del espíritu que a su vez este sujeto al Espíritu de Dios, entonces la conversión no se ha operado, no ha pasado nada y el que se dice converso estará tratando de vivir una vida cristiana de manera forzada porque su naturaleza seguirá siendo la misma vieja naturaleza.
El mismo perro con distinto hueso como dirían en mi país Colombia.
Sin embargo, cuando hay una verdadera conversión la persona en cuestión habrá cambiado de naturaleza y ya todas aquellas cosas en las que antes se movía no le serán un campo de acción nunca más. Por eso en alguna parte vemos a un ciego que además de haber sido convertido fue sanado de la ceguera y lo oímos declarar algo poderoso: “Yo solo sé que ANTES era ciego y AHORA veo” (el énfasis es mío)
Quiero hacer notar que ese ciego habla allí de lo que antes no podía hacer (ver) pero que ahora si puede. Es que mayormente la vieja criatura estaba imposibilitada, carecía de poder y de fuerza, pero la nueva criatura tiene un poder operativo llamado Espíritu Santo que le habilita para hacer, para crear, para gobernar y para operar en campos donde antes no podía y de formas que antes no tenía.
En otras palabras, la nueva criatura es una de poder y de capacidad, pero desde luego debe entenderse a si misma como tal, debe creerse a sí misma como tal de lo contrario no podrá operar en ese ámbito.
La religión se ha encargado de manera impecable de decirle a la nueva criatura lo que no puede o debe hacer, pero hasta ahora ha fallado rotundamente en la tarea de darle a conocer lo que si puede hacer y que antes no podía.
Es tiempo ya de que empecemos a reconocernos como nueva criatura para que podamos empezar a hacer aquello para lo que=fuimos llamados y fuimos salvos.
Es tiempo de movernos en la autoridad el hijo.
Desde luego que el tema queda inconcluso, pero no lo dejaremos ahí.
La próxima semana seguiremos con el tema para que todo aquel que desee explorar más a fondo en lo que ser nueva criatura significa, tenga ms elementos de juico para moverse como tal.
Soy el Pastor Pedro H. Gonzalez de la Iglesia Embajada del Reino
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