“Ana Bertha Ibarra, ganadora
del concurso “Mujer
Migrante, Cuéntame tu historia
” fue víctima de violencia; nos
cuenta su historia como una
experiencia de vida”
“Mi Sueño”, es el nombre del título que Ana Bertha Ibarra Carrillo escribió cuando mandó su historia al concurso de “Mujer Migrante: Cuéntame tuhistoria”.
En entrevista con La Prensa de Colorado, la mujer originaria de Fresnillo, Zacatecas, dijo que compartía su mensaje como una experiencia para que no haya más mujeres que sufran de algún tipo de violencia y que ojalá “en México hubiera la oportunidad de que se motive más a los jóvenes, a las mujeres y lograr cambiar la mentalidad; apoyarlos en sus estudios y puedan salir adelante con sus sueños, para de esta forma la migración no sea su única opción y abandonen a su país y familias mismas”.
Como se recordará este evento fue convocado en 2017 por el Instituto Nacional de las Mujeres, el Instituto Nacional de Migración de la Secretaria de Gobernación, la Secretaria de Relaciones Exteriores, entre otros y tuvo como misión la de promover el conocimiento y la difusión de las condiciones, problemáticas, experiencias y éxitos vividos por las mujeres en las migraciones.
De esa convocatoria, nuestra entrevistada –que en se momento participaría en el homenaje a la Mujer en su día, en las instalaciones del Consulado General de México en Denver y ella había sido invitada para contar su historia o parte de ella-, fue que abrió su corazón y empezó narrando: “Cuando yo miré la convocatoria me preguntaba por qué hacerlo… y empecé a escribir. Cuando tenía 15 hojas trabajadas, fue que me di cuenta que sólo se requerían de 5. Así que tuve que quitar mucho de mi historia, parte importante. Quiero que mi historia sirva de ejemplo, como apoyo para otras mujeres y digan sí se puede. Mi historia empieza desde México, cuando a los 16 años de edad ya estaba casada. Pienso a veces que es mucho por la
ignorancia o costumbres que tenemos allá (México). A los 17 años ya tenía mi primera hija y empecé a ser víctima de violencia doméstica; pero como
no tenemos esa visión o sepamos reconocer ese problema, o quizás sea parte de nuestra cultura y tristemente lo venimos mirando desde nuestros padres, por lo que no fue hasta que llegue a los Estados Unidos que empecé a ver cosas diferentes y a tomar ayuda. Fue ahí que me di cuenta que era víctima de violencia y fue cuando decidí parar y me dijeron que, si yo seguía en ese círculo, mis hijas podrían ser futuras víctimas también. Eso me hizo parar…”
Nuestra entrevistada, nerviosa por hablar frente a una grabadora, se fue animando a seguir confiando a La Prensa de Colorado su historia. “Llegamos en 2003 a Colorado, como inmigrantes, de una manera ilegal. Lo hice embarazada de mi segunda hija y mi primera hija tenía dos años y medio. En la historia de “Mi Sueño”, cuento que llegué buscando un sueño precisamente: querer estudiar. Desde México tenía ese deseo, pero tristemente porque me casé desde los 16 años y no tuve el apoyo, ni de mis padres y ni de mi ex-esposo, para mi toda esa oportunidad se había acabado. Creo que fue desde que me casé”.
Ana dijo que a ella le decían que en Estados Unidos era más fácil todo. Y se la creyó. Eso fue suficiente para convencer a su ex-marido para que la trajera a EE.UU. “Llegué buscando ese sueño de querer estudiar y hasta ahorita lo sigo buscando, trabajando y luchando por ello, espero para 2018 por fin se cumpla”, acotó.
Tema migratorio
Al tocar el tema migratorio, sin pensarlo mucho vertió su posición al respecto. La migración –agregó-, es mucho por la falta de oportunidades, de trabajo y en mi época ya no había ni el apoyo en los estudios. La cultura es otra… “Tenemos una mentalidad muy pobre, eso creo yo, desde nuestros padres prácticamente; que si somos mujeres directo al casamiento de 16 a 18 años. El estudio fue algo muy lejano, había que trabajar y salir adelante”. También señaló que había gente que les decía ‘es una pérdida de tiempo estudiar, ponte mejor a trabajar’.
“Me gustaría que empezaran a motivar más a la gente, cambiar la mentalidad, apoyar en los estudios a las jóvenes; empezarlas a motivar, a salir adelante y a soñar. Eso nos falta… esa falta de sueños y de crear mayor motivación”, aseveró.
Por todo esto es que Ana tituló su trabajo como “Mi Sueño”. Su pasión es en el área de Filosofía y logrando ese objetivo, le gustaría dar a poyo a víctimas de violencia, a las niñas y jóvenes, con el fin de que no se detengan en sus sueños… y si de sueños se trata, tiene otro también: Tener una oficina llena de títulos…
El cambio
Ante la mirada de algunos asistentes al evento que seguían de cerca la entrevista, Ana Bertha Ibarra fue que señaló que el premio de esta convocatoria de “Mujer Migrante, Cuéntame tu Historia”, es que la vino a cambiar.
Y nos explica el por qué: “Antes de ello, siempre fui segundo en todo. Primero mi familia, mis hijas, primero el mundo y luego yo.
Después de ese sueño empecé a darme cuenta que era primero yo y me la empecé a creer. Antes de eso, pase violencia por 10 años, mi mente se acostumbró a esas palabras de no valer nada, no sirves para nada y era muy difícil luchar; la gente me veía y me decía, te admiramos, has salido adelante y sigues de pie. Pero yo no me la creía, yo escuchaba las palabras como vanas.
Mi mente no lo captaba y cuando yo gané ese premio, que fui a México y desde que me llamaban y me decían que ya tenían mi boleto de avión y que, si no iba a la premiación, prácticamente no se hacía porque era para mí, fue que ahí me di cuenta que yo era importante, me la empecé a creer y no era por vanidad y orgullo, era por mí misma, que sé que valgo mucho y eso yo no lo sabía antes”.
Ahora nuestra entrevistada se siente con más responsabilidad, siente como que salió un poco de las sombras, su mente se alumbró; al enterarse que había ganado no pudo evitar el llanto, se sentía afortunada de que su historia fuera leída por varias personas en México y que, al parecer, de alrededor de 600 historias la suya fuera la elegida… “Espero que mi historia sirva y como madre de cuatro hijas, quiero que ellas vean el esfuerzo que estoy haciendo y sigan adelante”.
Finalmente, como mujer migrante sueña con regresar a su país, dice amar a México, su cultura y es de las que cuando lo visita, le gusta ensuciarse con la tierra sus zapatos.
Si ella hubiera tenido otras oportunidades nunca hubiera pensado en emigrar. “A veces la pobreza y la falta de oportunidades hacia la gente nos lleva a eso. Pero como madre, puedo decir que hasta perdí a mis hijas por un año por el sistema en Estados Unidos y es bien triste, porque muchas mujeres cruzan para venir aquí y hasta dejan a sus hijas, a sus familias. Pero no vale la pena, porque el momento de la vida llega, pero ¿qué le damos a nuestros hijos?, solo cosas materiales, pero eso no importa, lo que importa es ser felices y estar siempre juntos”.