• November 25, 2024

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Tras la huella de inmigrantes

Entre vendimias, miedo y la suerte. Así es el reto al subir a la llamada “Bestia Negra”.

Por Germán González-Flores
Por Germán González-Flores

Desde pequeña le fue inculcada por seguir el camino de la educación o la enfermería. Quizás por falta de oportunidades para la mujer, optó por lo primero. Pero su misión iría más allá de la frontera y de la educación pública. Empezó a familiarizarse con la

Ya listos para iniciar su travesía. (Fotos cortesías de Kathy Bougher).
Ya listos para iniciar su travesía. (Fotos cortesías de Kathy Bougher).

comunidad inmigrante en su época de trabajo dentro del sindicato de los campesinos en California. Fue en esa época que tuvo la oportunidad de conocer al mismo César Chávez y estrechar su mano. La vida y el tiempo la llevó a recorrer varios puntos de Centroamérica y México, hasta conocer más

Aquí, Kathy, dejando una constancia de su trabajo y la evidencia.
Aquí, Kathy, dejando una constancia de su trabajo y la evidencia.

a fondo la vida del inmigrante, de compartir con ellos en uno de los puntos cruciales en su vida, como lo es cuando deciden subirse a la llamada “Bestia Negra”, con el fin de ir en busca de su sueño de llegar a los Estados Unidos, aunque de por medio esté el arriesgar su vida.

Fue una entrevista llena de contenido, de ver un sinfín de fotografías y fuera de la grabadora, conocer más a detalle algunos episodios de su experiencia. Kathy Bougher compartió en exclusiva con La Prensa de Colorado, el ir tras la huella de los inmigrantes.

Kathy fue maestra en el entonces llamado programa bilingüe y ahora ELA en las Escuelas Públicas de Denver por más de 25 años, principalmente con estudiantes de secundaria y preparatoria, enseñando ciencias sociales e inglés, como segundo idioma. Se jubiló en 2008 y ahí fue que empezó a trabajar

Tienen que dormir en la plaza del pueblo, para no perder el tren. El ruido de su llegada, los despierta...
Tienen que dormir en la plaza del pueblo, para no perder el tren. El ruido de su llegada, los despierta…

tiempo parcial como “adjunct” en la Universidad de Colorado en Denver, dando cursos en el programa de Maestría en Educación Lingüística y Cultural.

También se enfocó en empezar a llevar grupos de maestros a la frontera de los Estados Unidos con México, en ciudades como El Paso, Juárez, Tucson, Nogales y alguna vez a Tepetate, Zacatecas entre 2002 y 2008; además de diseñar cursos sobre el tema de la migración para educadores en Denver.

La educación ha jugado un papel importante en su vida y de ello, la misma entrevistada nos comparte su experiencia: “Yo creo que la educación si me cambió la vida, ya que además de ser la única cosa que he hecho en mi vida, me ha dado la oportunidad de conocer muchas personas, de llevarme a relacionarme con el movimiento de los campesinos, en la época de César Chávez en California y el vivir por un tiempo con una familia mexicana que eran campesinos y habían sido inmigrantes, pero ya establecidos en 1970. Eso me ayudó a enfocarme mejor, yo soy de la clase media baja, blanca, y este mundo era diferente para mí, pero aquí empecé aprender muchas cosas”.

Francisco, vivió en Fort Morgan, Colorado. Una historia de Kathy.
Francisco, vivió en Fort Morgan, Colorado. Una historia de Kathy.

El recuerdo de Chávez
Este momento de la charla, la llevó a un grato momento. El recuerdo del líder campesino, César Chávez. “Lo conocí en algunas ocasiones y pude saludarlo. Fue un honor para mí y fue algo impresionante, Recuerdo que la primera ocasión fue en California, por la región de Salinas. Todo el mundo lo estaba esperando, había mucha gente y cuando lo vieron llegar le empezaron a cantar ‘de colores’…Vi que era un hombre humilde, no era muy alto, pero con muchísimo carisma y calor humano”.

También recuerda Kathy, que tuvo la oportunidad de verlo un par de ocasiones más, pero ahora fue en Denver. “Una de ellas, fue antes de su muerte, creo que a acudió a una reunión de la Asociación Nacional de Educación Bilingüe, creo que era un día antes de su cumpleaños, que hasta se le cantó las mañanitas. Poco después de eso, fue cuando murió”.

Las historias de los inmigrantes
En los años de 1960 y 70’s, Kathy Bougher fue conociendo más del tema de la migración, con estudiantes que en su mayoría eran mexicanos y ella escuchaba cómo contaban sus historias de sus pueblos, de qué tanto los extrañaban, del porqué habían decidido emigrar y de sus problemas que sufrían con el sistema de migración de los Estados Unidos.

“Durante muchos años iba a México en las épocas de verano para conocerlo más, a veces tenía la oportunidad de visitar escuelas y me interesaba mucho,

María, al centro, se ha convertido en un ángel para los inmigrantes centroamericanos.
María, al centro, se ha convertido en un ángel para los inmigrantes centroamericanos.

ya que entre mejor pudiéramos conocer a nuestros estudiantes, una mejor educación les podríamos ofrecer”, dijo.
Su compromiso también la llevó a involucrarse en el movimiento de 1980, para apoyar a las personas que estaban pidiendo amnistía, por ello apoyó con clases de inglés y civismo, uno de los requisitos para las personas que podrían beneficiarse bajo este programa.

Pero, el camino a seguir tras la huella de los inmigrantes estaba por escribirse de otra manera.

En un viaje a la frontera con maestros, ya en 2007, fue que Kathy empezó a preguntar a los inmigrantes centroamericanos en un albergue llamado la Casa de la Anunciación de El Paso, Texas, sobre cómo hacían para llegar hasta acá, a los Estados Unidos.

“Le pregunté a una persona de Nicaragua cómo había llegado y fue él quien me dio los nombres de cuatro albergues para migrantes de México a donde llegaban. Fue así que tuve que recurrir a un mapa y hacer el viaje. Lo primero que me encontré fue el de Tierra Blanca, Veracruz. Fue ahí la primera vez que fui, fue como en el mes de julio y vi por primera vez a mucha gente arriesgar sus vidas en las vías del tren…”, señaló.

Recordó que llegó a esa ciudad mexicana sin conocer a nadie, y en el hotel que se hospedó fue que empezó a platicar con unas trabajadoras e identificarse con esas historias de migrantes, y claro es, escuchar de los viacrucis de los centroamericanos. Fue así que pudo dar con una iglesia en el poblado de Tierra Blanca y misma que contaba con un cuartito para apoyar a los inmigrantes.

“Por ahí tengo hasta una foto de ese momento. Cuando llegué al lugar vi un letrero que decía Albergue Guadalupano. Les pregunté a unos hombres por el encargado y me llevaron al interior. Ahí apareció una mujer, como entre los 30 años y ella fue quien realmente me hizo la introducción a las vías del ferrocarril y conocer todo eso. Se llama María Ángela, es enfermera y voluntaria en la iglesia y realmente ella pasa todo el tiempo posible apoyando a los

Entre vendimias, miedo y la suerte. Así es el reto al subir a la llamada “Bestia Negra”.
Entre vendimias, miedo y la suerte. Así es el reto al subir a la llamada “Bestia Negra”.

inmigrantes. Como a cinco cuadras me llevó a conocer el motivo que me llevó hasta allá. El llegar ahí y verlo, fue como entrar a otro mundo, tanta gente; entran y salen trenes. Ahí, junto a María, llevamos unas ollas, arroz y sal. María llamó a unos muchachos y les pidió juntar leña y hacer algo de fuego, y con un montón de tortillas y arroz les preparamos comida. Ahí comían antes de subirse a los trenes. Yo recuerdo que es de mucho riesgo. Cuando comían las personas mostraban una mirada tranquila, pero cuando subían a la ‘Bestia Negra’ sus rostros eran de una personalidad dura”, agregó.

De ese momento específico, Kathy dijo que ella pensó que desde ese momento que se subían a los trenes, enormes, lo terrible que puede ser el viaje y que quizás algunos de ellos ya no vuelvan a ver más a sus familias. Entre las pláticas salen a relucir de cómo varios inmigrantes mueren. “Hay relatos, de que hay peligros. Si suben hasta arriba del vagón, es de por si un riesgo, se pueden caer, golpear con ramas o árboles o las mismas inclemencias del tiempo. Si van abajo, corren peligro de muerte por las pandillas o maras”, acotó.

De ahí, la historia toma otra dimensión.

Kathy Bougher, vio que en sus siguientes viajes por el 2008 la situación cambió. “Cuando llegué a Tierra Blanca, a pesar de todos los peligros había un sentido de unidad. Pero para el 2008 me encontré en las calles con un montón de afiches que decían: ‘No aceptar trabajo de nadie’, ‘No aceptar ofertas de transporte de nadie, sin antes hablar con el sacerdote’. Ya que según circulaba que había personas que estaban traficando con órganos y traficando con la gente misma. Fue ahí que me pregunté ¿qué estaba pasando? ¡Habían llegado los carteles! Yo creo que al principio los carteles mataban a los inmigrantes por los órganos, extorsionar y pedir dinero por ellos. Al principio las tarifas eran de 500 dólares y hoy es hasta de 5 mil dólares las extorsiones, por la vida de una persona. Hoy en día, las personas que no pueden pagar hasta las filtran entre los mismos inmigrantes para sacar información o las mujeres son explotadas como esclavas sexuales”.
“Las conversaciones con las mujeres me han impactado mucho. Es más peligroso para ellas y sufren muchísimo. Una vez en San Luis Potosí hablé con dos mujeres que estaban de regreso, luego de haber sido secuestradas y torturadas por los carteles en la frontera. Me contaban cómo habían sido encerradas en una ‘casa de seguridad’ por una semana; se escaparon, pero otras personas las volvieron entregar al cartel otra vez. Estaban como en ‘shock’ por el trauma, pero así me contaron su historia”, relató la entrevistada.

¿No tiene miedo?, le preguntamos.
_ “Sí y no. Sí, porque al principio era algo tan diferente para mi e iba con alguien de allá. Por ejemplo con Mary. La otra cosa que pienso, que no sé si es un privilegio o desventaja, de ser blanca, extranjera y hablo español, puedo comunicarme y defenderme literalmente. Pienso que en ese sentido, los pandilleros no quieren meterse con gente de fuera y la triste verdad, matar a un centroamericano o mexicano no pasa nada para ellos. Pero matar a una norteamericana puede causarles mayores problemas, crear un conflicto. Además siempre voy intentando establecer una relación, de porqué estoy ahí, de que soy parte de una organización y ahora llega mucha gente de los medios de comunicación de todas partes; les explico que tenemos una responsabilidad enorme de cambiar las leyes de inmigración en Estados Unidos y que deben conocer sus historias”.

Vivió en Colorado
Dentro de la charla, y en el momento de ver varias fotografías, algunas de ellas de inmigrantes centroamericanos que llegan a un punto crucial para tomar el tren en México. Se trata de Arriaga, Chiapas. Ahí las personas se tienen que dormir en el parque del pueblo y no se van al albergue, por la razón de que no escuchan al tren cuando llega. Por eso se quedan en la intemperie de la placita, ya sea ante las inclemencias de la noche o del día.
La estación de trenes de este poblado, es el primero donde comienza la travesía para ellos. Ahí, llega también la gente para venderles comida, bolsas con agua; a veces a precios razonables o fuera de su alcance económico.
Precisamente, en ese momento pone un video de una entrevista a un joven que dijo llamarse Francisco. Tenía apenas una semana de haber salido de El Salvador. Contó que había vivido en Maryland y en Fort Morgan, Colorado.
En esta última ciudad fue arrestado por no tener una licencia de conducir y estuvo tres meses preso y se le pidió una fianza de 7 mil dólares. Por no contar con ese recurso, fue finalmente deportado. Su preocupación, dijo en la entrevista en el video, era que había dejado a su esposa y a un bebé de un año de edad.
Ahora Kathy tiene la inquietud de viajar a Fort Morgan y ver si este joven, finalmente pudo lograr su sueño y reunirse de nuevo con su familia.
=Son tantas las historias que ha acumulado Kathy, desde sus viajes a El Salvador para conocer y apoyar a un grupo de mujeres que están siendo criminalizadas por abortos que no han cometido y enfrentan penas de hasta más de 30 años de prisión y de recorrer otros países de Centroamérica para seguir captando las huellas de los inmigrantes, que ya habrá oportunidad de conocer más relatos y claro es, que comparta más fotografías.

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